lunes, 10 de noviembre de 2014

noviembre 10, 2014
Opinión de JMRM

Centenares de personas, en su mayoría jóvenes, marcharon el pasado miércoles por las calles de Mérida con motivo de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.

Lorenzo Peraza durante la manifestación (foto: JMRM)

En últimas fechas se constituyó la denominada Asamblea Interuniversitaria de Yucatán, que organiza a jóvenes de diversas escuelas y facultades de la entidad indignados por lo que ahora se sabe fue la ejecución de decenas de sus iguales. También participaron profesores y personas de otros sectores con un legítimo interés en el asunto.

Por supuesto, no podía faltar el verdadero protagonista de casi todas las movilizaciones en este país: el oportunismo insaciable de lo más radical, caduco, trasnochado e irrelevante de la izquierda yucateca.

Se han colgado. Mauricio Macossay Vallado y su sidekick Lorenzo Nicolás Peraza González se han colgado del dolor de los deudos de los 43 normalistas, de la indignación de los estudiantes y la sociedad en general. 

Ellos son lo poco que queda del Kolectivo El Rebelde, agrupación de izquierda con tendencia lopezobradorista y apologista de la organización terrorista EZLN que convocó a las protestas que se convirtieron en violentos disturbios durante la visita del presidente George W. Bush a Mérida en marzo de 2007. A causa de los muchos crímenes cometidos esos días por los denominados "compas de acción directa", que no eran más que cobardes vándalos enmascarados, numerosos jóvenes, que ingenuamente participaron en esas marchas, pasaron varias semanas tras las rejas mientras "El Rebelde" los usaba como carne de cañón para sus protestas.

Más detenidos equivale a más plantones y esto, a su vez, a más cobertura mediática, más protagonismo.

Por desgracia la presencia "incómoda" y forzada de Macossay y su subordinado Peraza (cuyo negocio fue cateado por la PGR en 2010 en operativo que culminó con su detención) durante la marcha de la semana pasada es sólo una muestra de la actitud de la izquierda más radical a nivel nacional. No se trata de ningún error, ni del oportunismo político y desvergonzado de unos cuantos.

Ésta es su estrategia, tal como se describe en libritos sobre cómo constituir frentes de izquierda y adoctrinar (lavar el cerebro) a la población: capitalizar toda situación para sembrar odio y discordia, convertir toda tragedia en una excusa para pedir la caída del sistema con miras a la próxima elección y presentar todo esto como un "justo reclamo" cuando no es más que un graznido de campaña.

Cabe subrayar que con esta izquierda nunca es sólo una cosa. Ni siquiera por respeto a los jóvenes y sus familias pueden dejar, al menos por una marcha, a un lado la retórica sobre hechos no relacionados como la reforma educativa y la compra de votos en 2012, ni su ferviente amor por López Obrador.

No importa si son los cadáveres de la guardería ABC, o el hijo de Martí o Sicilia, o los normalistas de Ayotzinapa. No importa quiénes fueran los autores materiales ni quiénes los intelectuales. Todas estas muertes no son más que una excusa para pedir la renuncia del presidente en turno. Se dan un banquete con los cadáveres y el vino son las lágrimas de los familiares.

Si en verdad quieren ayudar ¿por qué no han visitado a los trabajadores de la Sidra Pino? ¿por qué no les ofrecen asesoría legal o despensas? ¿por qué sólo "ayudan" en situaciones donde hay prensa local y nacional?

Esa última pregunta se responde sola. Depende de los estudiantes, los verdaderos estudiantes, decidir si permiten que esta gente los use para sus fines partidistas y ambiciones personales.