miércoles, 29 de octubre de 2014

octubre 29, 2014
MADRID, 29 de octubre.- La princesa Masako regresa a la vida pública. En tratamiento médico desde hace más de una década debido a una depresión inducida por el estrés, la esposa de Naruhito, el príncipe heredero de Japón, vive prácticamente recluida en el Palacio Imperial.

Con un número muy reducido de actos oficiales y siempre de ámbito nacional, Masako ha salido de su encierro para recibir a Guillermo y Máxima, reyes de Holanda, que se encuentran en Japón en una visita oficial que ha comenzado este miércoles y que se extenderá hasta el viernes.

En el recibimiento de los Reyes de Holanda, los emperadores de Japón, Akihito y Michiko ejercieron de anfitriones. A la derecha, en segundo plano,  la princesa Masako. (Fotos Reuters)

Masako acompañó a su marido, el príncipe Naruhito.

La Casa Imperial japonesa divulgó el pasado diciembre, al cumplirse el 50 cumpleaños de la princesa, un comunicado en el que Masako apuntaba a una mejoría en su estado de ánimo. “Desde mi cumpleaños anterior he estado esforzándome por cumplir mis deberes, sean de trabajo o personales, en la medida de lo posible”, apuntaba, “me gustaría continuar los esfuerzos para mi recuperación con la ayuda de la gente que me rodea”.

Vestida de naranja, al igual que la reina Máxima, Masako ha acudido en compañía de su esposo y los emperadores Akihito y Michiko a la ceremonia de bienvenida. En ella, Máxima se ha mostrado especialmente cariñosa con la princesa, a quien, además de darle dos besos, ha abrazado rompiendo así el protocolo. A pesar de que este viaje tiene como principal objetivo estrechar las relaciones entre ambos países, la ‘salida’ de Masako tiene un doble significado.

Máxima y Guillermo Alejandro visitaron el santuairio shintoísta Atago-jinja, fundado en 1603.

Para entrar al templo hay que descalzarse.

Los soberanos holandeses fueron guiados por los lugares más hermosos del santuario.

El viaje de los soberanos de los Países Bajos ocurre a unos días de que la web de la casa real anunciara que su presupuesto para 2015 será de 40.085,000 euros, 98,000 menos que en 2014.

El presupuesto de la casa real holandesa se divide en tres artículos. En el primero, salarios de la familia real y el del personal ligado a ellos; en el segundo, gastos funcionales y en el tercero, gastos transferidos.

Guillermo Alejandro y Máxima le cuestan a los holandeses más de 40 millones de euros, que es cuatro veces el coste de la familia real española. ¿Desmesurado? Aún se puede llegar más lejos: el palacio del Elíseo en Francia, sede del presidente Hollande, cuesta a los franceses el triple que Guillermo a sus súbditos. 

Por un lado, el color escogido por la princesa para su sencillo y sobrio traje compuesto de chaqueta y falda no ha sido aleatorio, al igual que tampoco lo es el momento en el que ha decidido salir de su ostracismo para recibir a los reyes holandeses y asistir, por primera vez en once años, a un banquete oficial en el Palacio Imperial.

La amistad entre Máxima y Masako se ha ido labrando con el paso de los años, sobre todo por la insistencia de la argentina, que se ha convertido en una pieza clave en la recuperación de la princesa. De hecho, fue gracias a la insistencia de Máxima por lo que Masako viajó en 2013 a su coronación como reina.

Por aquel entonces la princesa triste se trasladó a Ámsterdam junto a su esposo, un hecho que sorprendió al resto de los miembros de otras monarquías y a la prensa internacional. Sin embargo, Masako fue incapaz de aguantar la presión y se ausentó de la cena de gala ofrecida por Beatriz de Holanda para, un día después, reaparecer en la coronación, su primer acto oficial internacional después de más de una década de retiro, y el más importante para su amiga Máxima.

Presionada por el heredero

La rumorología acerca de lo que ocurre para que Masako mantenga su encierro japonés ha variado a lo largo de los años: desde aquellos que la tildan de ‘mariposa atrapada’, a los que aseguran que recibía constantes presiones para dar un heredero al trono japonés, una presión que habría tenido sobre sus espaldas desde su boda con el príncipe Naruhito en 1993.

Ese empuje popular hizo que fuese ella la acusada 'oficial' de la demora de un embarazo que nunca llegaba. Tras numerosos tratamientos de fertilidad y un aborto, dio luz a la princesa Aiko en diciembre de 2001, pero el nacimiento de una niña en lugar de un varón no aminoró la responsabilidad de traer al mundo a un heredero. Se dice también que, por aquella época, se enquistó la relación que tenía con sus suegros. En 2003, la Casa Imperial reveló que sufría estrés, reconociendo por fin el problema de la princesa. Diez años después, y coincidiendo con su 50 cumpleaños, Masako prometió que seguiría esforzándose por superar su depresión. Tiempo al tiempo. (elconfidencial.com / El País / mujerhoy.com)