lunes, 6 de octubre de 2014

octubre 06, 2014
MÉRIDA, Yucatán, 6 de octubre.- A pesar de que el propio Díaz Ordaz afirmó varios años después que el ’68 no representó ningún cambio para el país, es indudable que el legado principal fue que los estudiantes, las mujeres, los trabajadores y la sociedad en general, se volvió más participativa en las decisiones que tomaba el gobierno posteriormente a los sucesos de la época. Así lo afirmó el maestro Rodrigo Mendoza Martínez durante la conferencia ORÍGENES Y RAZONES DEL ’68, la cual se llevó a cabo el pasado 03 de octubre en la sala de actos de la FUNDACIÓN CULTURA EN MOVIMIENTO de esta ciudad.

El evento fue encabezado por Rodrigo Mendoza (foto: JMRM)

Rodrigo Mendoza Martínez es egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), graduado en la licenciatura de Economía y miembro activo de distintas organizaciones civiles que promueven la participación ciudadana, el desarrollo sustentable y sobre todo la lucha por la defensa de los Derechos Humanos. Actualmente es docente de educación media sup2erior y superior en algunas instituciones académicas de la localidad.

Diversos factores internos y externos dieron origen al movimiento estudiantil del ’68. Entre los primeros se puede considerar la plenitud del llamado Milagro Mexicano”, durante el cual se registró una elevada tasa de crecimiento demográfico, lo cual permitió que grandes sectores de la población rural emigrara a las ciudades ocasionando este fenómeno una incrementada demanda de mano de obra calificada, técnicos y profesionistas que aportaran sus conocimientos al mercado laboral de la época.

Otro importante factor de carácter interno fue la represión a diversos movimientos sociales tales como los de los ferrocarrileros, maestros, médicos, campesinos y otros que se cuestionaban la mano dura del gobierno y que no aceptaban el conservadurismo con que se pretendía gobernar a toda la nación. 

Por otro lado, los sucesos a nivel internacional tales como las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en EE.UU., la llamada Primavera de Praga en Europa, revueltas estudiantiles en el continente asiático y en Sudamérica, y la muerte del Che Guevara, quien fue elevado a máximo héroe de la Revolución Cubana, ejercieron gran influencia ideológica en muchas universidades del país y era a través de estas instituciones donde la mayoría de la población se enteraba de lo que acontecía en otros lugares del orbe.

Para Díaz Ordaz la investidura presidencial era intocable y el Orden era lo que más debía importar en todo momento de la vida nacional. Oponerse a él, como lo hicieron años atrás maestros y médicos, representaba un ataque directo a México.

 Las respuestas que encontraron los integrantes de esta heroica generación- acotó Mendoza Martínez- no fueron solamente la cerrazón y el descrédito por parte de las autoridades gubernamentales, sino que también fue la utilización de la brutalidad policíaca que reprimía todo tipo de manifestación pública, la cual fue la que llegó al grado de arrancarles la vida a cientos de estudiantes aquella fatídica noche en la Plaza de Tlatelolco.

Ante este panorama político, el llamado Consejo Nacional de Huelga emitió un pliego petitorio en donde los principales puntos fueron Libertad a los presos políticos, derogación del artículo 145 del código penal federal, el cual permitía la disolución de todo tipo de reunión comunitaria que cuestionara el orden, la desaparición del cuerpo de granaderos, destitución de jefes policíacos represivos y la indemnización a familiares de muertos y desaparecidos que ya existían para ese entonces.

En apoyo al documento antes mencionado, se convocó a una Marcha del Silencio, la cual inició en el Museo Nacional de Antropología e Historia y culminando en un gran mitin en la Plaza de la Constitución.

Lo que sucedió después es muy bien sabido. La intervención de los cuerpos policíacos y el ejército a bordo de tanques, sesgó la vida de muchos individuos que solo pugnaban por un mejor país, una nación más justa y equitativa, en donde las oportunidades de mejora se dieran para todos los sectores de la población.

El propio Díaz Ordaz así lo afirmó: “ la historia me juzgará, yo sólo cumplí con mi deber de proteger al país de la influencia de doctrinas ideológicas que sólo traerían divisionismos y fragmentación”. Hoy el resultado es un duro juicio por su papel de tirano, y recordamos y honramos la abnegación, el sacrificio y la entrega de los hombres y las mujeres que sucumbieron ante la barbarie y la insensibilidad gubernamental.

Después de esas memorables jornadas se sentaron las bases para el surgimiento de oleadas generacionales que han enriquecido con su incidencia abierta, crítica y propositiva, los asuntos públicos en los tres niveles de gobierno, subrayó enfáticamente el maestro Rodrigo Mendoza Martínez para culminar su interesante ponencia. (Boletín)