domingo, 5 de octubre de 2014

octubre 05, 2014
Desde este domingo 5 de octubre y por espacio de alrededor de un año y medio, se llevará a cabo en diversas etapas en la Santa Sede una asamblea convocada por Francisco sobre la Iglesia y la familia en el mundo actual.

Al inicio de este acontecimiento, quizás las siguientes consideraciones puedan ayudar a comprender mejor la tarea de este sínodo:

Apertura a los nuevos desafíos: los cambios culturales exigen formas nuevas de presentación del mensaje cristiano y si la Iglesia Católica subsiste desde hace veinte siglos es porque siempre ha sabido ser fiel al mensaje original que le toca custodiar y a la vez adaptar el lenguaje en el que comunica ese mensaje recibido, a fin de hacerlo más comprensible a quien lo recibe.

Francisco recomienda humildad y creatividad en la pastoral familiar, «el Sínodo no sirve para discutir ideas para ver quién es más inteligente. Sirve para cooperar en el proyecto de amor de Dios por su pueblo». Francisco entró en procesión a la Basílica de San Pedro, para presidir la Misa que inauguró esta mañana la tercera Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los obispos sobre el tema «Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización». (AFP)

Los sínodos siempre se enmarcan en esta apertura a desafíos nuevos en el camino de la evangelización. Las nuevas situaciones familiares son para la iglesia un desafío que se debe enfrentar con valentía y creatividad para no dejar a nadie fuera del anuncio del mensaje de salvación de Jesús.

Dialogar sin polarizar: es bueno que existan tensiones y posturas distintas en el camino del sínodo, porque esa diversidad aportará una perspectiva más global de la problemática analizada. No debe escandalizarnos que cinco cardenales publiquen un libro en contra de la postura del cardenal Kasper y que luego éste responda en distintas entrevistas a la postura de aquellos. Es natural que existan opiniones distintas y las instituciones son más maduras cuando saben dejar lugar al dialogo sereno y constructivo en la búsqueda de una fidelidad mayor a la realidad en su conjunto. El sínodo no es para exponer las posturas de distintas facciones de la Iglesia sino para servir al santo pueblo fiel de Dios en la búsqueda del bien y la verdad.

Concelebraron con el Pontífice, en paramentos verdes, los cardenales, patriarcas, arzobispos, obispos y sacerdotes miembros del Sínodo: eran 230 los concelebrantes. El Pontífice indicó a los padres sinodales su misión. (Lauren Cater / ACI Prensa)

«También nosotros, en el Sínodo de los obispos, somos llamados a trabajar por la viña del Señor -afirmó el Papa en la homilía pronunciada en la basílica vaticana. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas bellas y originales, o para ver quién es más inteligente. Sirven para cultivar y custodiar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, en su proyecto de amor hacia su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos a la familia, que desde los orígenes es parte integral de su plan de amor por la humanidad».  (EFE)

En la celebración también estaban presentes entre los participantes 13 parejas de esposos (una de las cuales está compuesta por una católica y un musulmán), que participarán como ‘oidores’ en el Sínodo. Una pareja más figura entre los expertos, aunque no con el título de oidor, sino simplemente como «colaboradores del Secretario especial» (que es el arzobispo Bruno Forte): son el ex-presidente de Acción Católica, Franco Miano, y su esposa Giuseppina De Simone, ambos profesores universitarios de Filosofía moral en las universidades, respectivamente, de Tor Vergata y de Nápoles. (EFE)

La misericordia en el núcleo del mensaje de la Iglesia: desde el inicio de su pontificado Francisco insiste en la centralidad del amor incondicional de Dios que es su misericordia. La Iglesia está llamada a expresar ese amor a través de gestos y palabras. La situación de los divorciados vueltos a casar es aquí un punto neurálgico. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han reiterado la cercanía y el amor de la Iglesia a las familias en esa situación por cierto tan numerosas hoy día. Hoy el Papa Francisco insiste en que la Iglesia está llamada a ser en este tiempo como un "hospital de campaña" que cure las heridas de tantos lastimados y adoloridos. El sínodo tendrá también la tarea de discernir de qué modo la Iglesia puede manifestar mejor la "sanante" misericordia infinita de Dios en las diversas situaciones de la vida familiar.

La educación en la fe de los hijos surgidos en familias no sacramentales: si se piensa que en el actual contexto muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios no sacramentales, no podrán ver jamás a sus padres acercarse a los sacramentos, se comprende que esta situación es una urgencia y un enorme desafío para la Iglesia que en el futuro irá perdiendo fieles o verá alejarse a las jóvenes generaciones. Éste también es uno de los grandes desafíos sobre el que hay que reflexionar.

Pero cabe agregar que el sínodo de la familia es un acontecimiento cuya importancia trasciende los límites institucionales de la Iglesia porque la familia es una de las realidades más beneficiosas de la humanidad. Fortalecer la familia será esencial a la hora de enfrentar los grandes desafíos del mundo actual. La violencia de género, y cualquier tipo de violencia, las conductas criminales y por ende la inseguridad, el problema de las adicciones y por ende el narcotráfico, las conductas discriminatorias y excluyentes, la pobreza, la tristeza y la falta de horizontes, todos estos males tienen menos posibilidades de crecer si hay vínculos familiares sanos y contenedores.

Por todas estas cosas es importante que la Iglesia se tome un tiempo y reflexione, rece y estudie la situación de la familia en el mundo de hoy, porque si se puede contribuir al mejoramiento y a la profundidad de los vínculos familiares, en definitiva se contribuirá al surgimiento de un mundo mejor, más humano, más feliz. (Vatican Insider / Padre Fabián Báez / infobae.com)