domingo, 26 de octubre de 2014

octubre 26, 2014
NUEVA YORK, 26 de octubre.- Cinco antiguos rehenes extranjeros secuestrados por el Estado Islámico (EI, IS o ISIS) han relatado las crueles torturas a las que sometían los yihadistas a los 23 apresados de diferentes nacionalidades desde hace dos años en Siria en declaraciones publicadas en un reportaje del periódico 'The New York Times'.

"Se veían las cicatrices en los tobillos", ha relatado un belga, Jejoen Bontinck, quien compartió celda con el periodista estadounidense James Foley, decapitado en agosto tras dos años de cautiverio. Foley "me contó cómo le encadenaban a una barra que luego subían para colgarle boca abajo y le dejaban allí", ha explicado Bontinck.

Los rehenes del Estado Islámico (ISIS, en inglés) se vieron obligados a soportar meses de tortura psicológica y física antes de su decapitación, según un informe publicado por The New York Times. En la imagen, el periodista James Foley.

El reportaje del 'New York Times' ha sido elaborado a partir del testimonio de Bontinck, yihadista arrepentido, y otros cuatro rehenes que fueron liberados, además de testigos, familiares y compañeros de los rehenes y de expertos negociadores que viajaron a la región para intentar mediar en su liberación.


Según estas fuentes, las torturas y abusos no parecían tener ningún propósito ni tampoco había un plan sobre el futuro de los rehenes, pero a medida que se consolidó lo que hoy conocemos como Estado Islámico, se incrementaron las medidas de seguridad y se institucionalizaron las torturas.

Así, conforme los carceleros investigaban el material --ordenadores, tabletas y teléfonos móviles-- de los cautivos e iban descubriendo lo que creían pruebas de su relación con los servicios secretos, les aplicaban torturas a modo de castigo. De hecho, se centralizó a los secuestrados en una prisión situada en Raqqa, capital del autoproclamado Califato.

Negociación

Sin embargo, en noviembre de 2013 los captores pidieron a los rehenes el correo electrónico de alguno de sus familiares, lo que hizo crecer las esperanzas de los secuestrados ante la expectativa de una negociación para su liberación. Entonces empezaron a diferenciar a los rehenes por sus países de origen y dejaron salir de las celdas a los que no eran británicos ni estadounidenses, cuyos gobiernos no aceptan pagar rescate, explica el reportaje del 'The New York Times'.

"Los secuestradores sabían qué países estarían más dispuestos a satisfacer sus demandas y establecieron un orden basado en la facilidad con la que pensaban que podrían negociar", ha relatado un antiguo rehén. "Empezaron por los españoles", ha revelado, en referencia a los periodistas Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova. Los tres fueron secuestrados en septiembre de 2013 y liberados en marzo.

Los rehenes europeos debían responder a preguntas muy personales, utilizadas posteriormente como pruebas de vida, y después empezaron a grabar vídeos de los cautivos también para su envío. En estas grabaciones fueron subiendo el tono de las amenazas para forzar el pago de las cantidades exigidas y empezaron a utilizar los monos naranjas para asimilar a los secuestrados con los presos de la cárcel estadounidense de Guantánamo.

Estos trajes naranja fueron utilizados por primera vez para grabar un vídeo con los rehenes franceses, el siguiente objetivo tras la liberación de los españoles. También comenzaron a utilizar el 'waterboarding', el ahogamiento simulado legalizado en Estados Unidos como técnica de interrogatorio de la CIA, aplicado con especial saña a los rehenes británicos y estadounidenses.

Los prisioneros eran sometidos igualmente a palizas y simulaciones de ejecuciones. Los antiguos rehenes han relatado cómo se sentían aliviados cuando el preso torturado volvía con sangre. "Cuando no había sangre sabía que había sufrido algo incluso peor", relató.

Ejecuciones

Ya en primavera, los carceleros filmaron el asesinato del único rehén ruso, identificado por la prensa de su país como Sergei Gorbunov con la única intención de intimidar a los demás secuestrados. "Esto es lo que os ocurrirá si vuestros gobiernos no pagan", les dijeron.

En junio la celda que había alojado a 23 rehenes tenía sólo siete: cuatro estadounidenses y tres británicos. Hasta 15 rehenes fueron liberados entre marzo y junio a cambio de rescates de unos dos millones de euros de media, según los antiguos presos.

Desde entonces, los yihadistas han ejecutado a James Foley, Steven Sotloff, David Haines y Alan Henning y han anunciado la ejecución del estadounidense Peter Kassig. Además de Kassig, continúan secuestrados una estadounidense que no ha sido identificada y un británico, John Cantlie. (lainformacion.com)