miércoles, 29 de octubre de 2014

octubre 29, 2014
COCULA, Guerrero, 29 de octubre.- Desde hace dos años, la disputa de los grupos criminales por el control del territorio convirtieron a Cocula en una comunidad azotada por el miedo, balaceras, desaparición de personas, sobre todo jóvenes, y denuncias de detenciones arbitrarias por parte de autoridades federales.

Previo a lo ocurrido a los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en el 2013 habitantes de Cocula reportaron a la Fiscalía del Estado la desaparición de por lo menos siete jóvenes, pero de acuerdo con versiones de los vecinos la cifra fue de más de 17 jóvenes que fueron “levantados de sus hogares” por un comando armando.

Cocula, desde hace un mes, es custodiada por la Policía Federal luego de que el alcalde fue citado a declarar ante la SEIDO por la probable participación de policías municipales en la desaparición de los normalistas.
El basurero-narco-fosa.

El poblado, que se encuentra a 100 kilómetros de Chilpancingo, desde hace un mes es custodiado por la Policía Federal luego de que el presidente municipal César Manuel Peñaloza fuera citado a declarar ante la SEIDO por la probable participación de policías municipales en la desaparición de los estudiantes.

Paradójicamente, el tiradero municipal donde la PGR halló restos óseos —que son analizados por los peritos—, de acuerdo con el alcalde, dejó de funcionar desde hace un par de años.

“Pero los tres camiones de basura suben diario a dejar los desperdicios”, reconoce el propio Peñaloza, quien en entrevista señala que de manera oficial a él no se le ha informado de los hallazgos en la zona conocida como Puente Río San Juan.

En sus oficinas comenta que se enteró por los medios de comunicación y por el operativo federal —que incluye el uso de drones para resguardar y vigilar las inmediaciones del tiradero— que cuatro detenidos integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos y presuntos implicados en la desaparición de los normalistas, que condujeron a las autoridades a ese sitio.

Los coculenses dicen que nunca oyeron nada de fosas, incluso luego de las búsquedas que ha realizado el Gobierno Federal y la UPOEG.

“El lunes desde las 5 de la mañana nada más se oían cómo bajaban los helicópteros, toda la mañana así estuvo hasta que subieron los federales”, señala el señor Pedro, habitante de este municipio. (El Universal)