miércoles, 1 de octubre de 2014

octubre 01, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 1-X-14

Carlos Mora pesaba 160 kilos. Con sus casi 1.90 metros de estatura, verlo entrar a un restaurante de Tijuana para departir con sus amigos era, desde otra mesa, una alerta gastronómica.

Político devenido en dirigente empresarial de Coparmex, Canacintra y Concanaco, hizo migas con el actual gobernador de Baja California desde que Francisco Vega era alcalde por el PAN en Tijuana y Mora regidor priísta. Fue en la década de los noventa. 


Cuando el año pasado Vega invitó a su antiguo rival de partido a colaborar en su administración estatal, encabezando el Consejo Estatal de Atención al Migrante, Carlos Mora ya no era el de antes. Físicamente cuando menos: había perdido la mitad de su cuerpo. Pesaba 88 kilos.


El 18 de diciembre pasado fue el nombramiento y el ungido ya traía la película en la cabeza: Baja California necesita dinero para atender el problema de los migrantes que no logran quedarse en Estados Unidos.

¿Cómo conseguirlo? Pues como Mancera en el DF. Si el jefe de Gobierno pidió el Fondo de Capitalidad para resarcir a la ciudad de México los muchos perjuicios por ser capital nacional —las marchas, por ejemplo—, ¿por qué no Baja California pide su Fondo de Migralidad para resarcir los muchos perjuicios que le ocasiona ser frontera?

Las primeras aliadas fueron perredistas: la ex gobernadora zacatecana, Amalia García, y la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, presidentas de las comisiones de Migración de las Cámaras Legislativas. En ese instante, ya estaban de alguna manera los tres partidos grandes a bordo.

En estos días se discutirá ya en el Congreso la iniciativa resultante de ese esfuerzo: crear un fondo federal de 3 mil millones de pesos anuales que sirva para que los estados mexicanos fronterizos con EU enfrenten los problemas específicos sociales, demográficos, económicos y de inseguridad derivados de la migración masiva de personas.

Va con el apoyo de diputados y senadores del PRI, PAN, PRD, PT, Nueva Alianza, Partido Estatal de Baja California, Movimiento Ciudadano y PVEM, y se plantea que sea proporcional: 30% para Baja California, 25 para Tamaulipas, 20 para Sonora, 18 para Coahuila y 4 para Chihuahua. Nuevo León no se incluyó porque tiene un paso fronterizo pequeño y se metió al DF con 3% porque recibe también su cuota migratoria.

La población de México creció 6 veces de 1930 a 1990, mientras que las de los estados del norte aumentó 14 veces. ¡Y la de Tijuana 66!

El año pasado, más de 800 mil migrantes llegaron a los estados fronterizos del norte y se espera que en 2014 lleguen a un millón.

Más de 400 mil personas fueron repatriadas de Estados Unidos, casi todas originarias de estados mexicanos del sur, pero muchas deciden quedarse en la frontera. Las deportaciones incluyen a quienes estuvieron en cárceles estadounidenses por asuntos que van desde multas de tránsito hasta narcotráfico y asesinato, lo que es una presión adicional para el tema de seguridad.

3 mil millones de pesos de arranque. Quizá a Mora le costará más trabajo conseguirlos que perder peso: de a 40 millones por kilo.