lunes, 22 de septiembre de 2014

septiembre 22, 2014
Gilberto Avilez Tax

Me uno a la pena que hoy le invade a la dueña del marsupial Kuko "el zarigüeyo". No necesito decir, aquí, que el mundo mesoamericano le debe muchos mitos fundadores al tlachuache, como Alfredo López Austin nos lo ha señalado.

Kuko con su dueña (foto: JMRM)

El tlacuache es un animalito que no hace daño a nadie, es tan manso y amoroso, tan tranquilo y bueno, se alimenta de hojitas que caen de los árboles, de frutas y otros bichitos que busca con su perezosa nariz. Hoy es un día de duelo, de silencio porque Kuquito se fue de esta tierra, pero yo creo que ahí, en el cielo donde van todas las zarigüeyas, Kuquito ha de estar brincando y subiéndose a las matas de naranjas y componiéndole versos a la novia que ya seguramente tiene tan galán zarigüeyo.

Y porque la muerte de un tlacuache no es una fruslería, no está de más recordar que mientras exista un yucateco o yucateca que piense que los tlacuaches o zarigüeyas de la Península son "zorros" carnívoros, rabiosos y dañinos, la península seguirá siendo un poco inhumana. Es hora de hacer, considero, una Asociación en Defensa de las Zarigüeyas de Yucatán. ¡No más asesinatos de tlacuaches, ningún asesinato más!!