viernes, 19 de septiembre de 2014

septiembre 19, 2014
Opinión de JMRM

El día de mañana, el Colegio Avelino Montes Linaje festeja su 50 aniversario, pero si sigue siendo la misma escuela que conocí entre 1993 y el 2003, me atrevo a asegurar, con plena autoridad, que no tienen nada que celebrar.

Foto: JMRM / Archivo

Si han despedido a todos los maestros que recurren a castigos denigrantes para hacer valer su autoridad (un tal Miguel Ángel) además de a los que visiblemente odian dar clases (una tal Laura).

Si han dejado de emplear a psicólogas incapaces y ociosas que no hacen más que chismear con las alumnas (una tal Daphne y otra tal Érika).

Si han logrado concluir el último ciclo escolar aprovechando plenamente los libros de texto que hacen comprar a los padres de familia en lugar de desperdiciarlos.

Si han comprendido que educación artística es mucho más que pasar un año ensayando el mismo baile, al grado de convertirlo en algo monótono y desagradable.

Si han erradicado toda forma de discriminación, incluyendo contra hijos de padres divorciados, madres solteras y producto de unión libre, alumnos homosexuales, lesbianas y bisexuales y alumnas embarazadas.

Si por fin implementaron las actividades extracurriculares que aseguraron tener para obtener su certificación ISO-WHATEVER en aquel entonces.

Si han dejado de molestar a las pobres palomas.

...

Entonces, y sólo entonces, tendrán motivos para celebrar.

Pero si siguen siendo una escuelita de barrio con maestros ineptos sin vocación que no acaban el programa, con una educación artística que logra convertir el arte en algo más tedioso que la química, con telarañas mentales que les permiten hacer excepciones para el mandato de "amarás a tu prójimo como a ti mismo" y con una madre superiora cuya única labor es pasar a cobrar a los salones el primero de mes, lo mejor que pudieron haber hecho es dejar pasar esta fecha silenciosamente y seguir recolectando colegiaturas por no hacer nada. Si no por dignidad, por vergüenza.

Por seriedad, por piedad y por pudor pidamos el cierre permanente del Colegio Avelino Montes Linaje o, al menos, que las nuevas generaciones alcen la voz y no se dejen pisotear.

Muchos los conocemos, pero pocos nos atrevemos a decir la verdad.