jueves, 4 de septiembre de 2014

septiembre 04, 2014
Pedro Echeverría V.

1. Estuve dos días en la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero donde: 1) celebramos una importante reunión del Congreso Social con la asistencia de unos 500 activistas miembros de un centenar de organizaciones sociales de izquierda radical y antielectoral, 2) donde recibimos y observamos la magnífica disciplina organizativa y la atención preocupada de los 530 estudiantes de esa normal, 3) donde pude saludar a decenas de viejos compañeros de lucha y observar con detalle los trabajos de las cuatro mesas en las que se repartieron unos 430 participantes y 4) escuela en la que muros, paredes y mantas nos enseñan frases y fotografías de Jenaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos que fueron estudiantes de esa normal, luchadores sociales y guerrilleros que murieron perseguidos y asesinados por las fuerzas armadas del gobierno apoyados por los empresarios.

2. Fue el “X Encuentro del Congreso Social hacia un Nuevo Constituyente” y la convocatoria fue firmada por más de 100 organizaciones que enviaron a sus delegados. En las mesas se analizaron: a) Balance de la Situación Internacional y Nacional, b) Ruta de la Construcción del Congreso Social y la Política de Alianzas, c) Ruta al cambio de régimen, Proyecto de Nación al Neoliberalismo del Congreso Social, Nueva Constituyente y Constitución y d) Plan Nacional de Lucha. Dado que la organización se preocupó por enviar documentos con antelación en las mesas, como punto de entrada, se aprobaron en general los documentos y la discusión giró en torno a ellos. Pero los delegados fueron más exigentes y radicalizaron más las posturas.

3. Los estudiantes de esa normal rural y de otras 16 que quedan en el país son sin duda ejemplo de formación de seres humanos solidarios, respetuosos, amables, trabajadores y seguramente estudiosos en el país; pero eso le importa un bledo al gobierno que al contrario: busca jóvenes disciplinados al poder que no sepan criticar sino sólo obedecer. Observar a cientos de chavos levantados desde la cinco de la mañana para asear todos los espacios de la escuela con sus escobas, sus botes de basura, limpiando baños y cocinando para los demás, es sin duda un magnífico ejemplo que desde los años veinte enseñan todos los internados fundados siendo presidente Lázaro Cárdenas e incluso desde los años veintes como producto de la Revolución Mexicana. ¿Será por esa conciencia crítica revolucionaria de los jóvenes por el que el gobierno busca clausurar las Normales Rurales?

4. A pesar de la presencia de muchos de mis amigos: Nacho del Valle, Camilo Valenzuela, Guillermo Dorantes, Armando Rendón, Antonio González, el profe Rubén, Efraín Aguilar, Laurentino, Augusto, Nicodemus, Moley, el Chelis y Dìaz, asì como muchos más que destacaron en las mesas y cuyo nombre se me escapó; puede decirse que la reunión –según mis datos de asistencia y participación- bajó en entusiasmo y asistencia en el segundo día y, por ese hecho el Congreso Social no superó a una decena –por lo menos- de reuniones similares realizadas en años anteriores. Sin embargo, el sólo hecho de convocarla y reunir a discutir a 500 compañeros es importante. Debe aplaudirse la iniciativa y los esfuerzos del Congreso Social porque lo demás depende mucho de la coyuntura de baja que el movimiento nacional sufre.

5. Si bien, como se señaló infinidad de veces en la asamblea: Morena y el lopezobradorismo será más de lo mismo porque seguirá la misma historia del PRD que en sus dos primeros años fue honesto y radical, pero luego se convirtió en el más vil oportunista, porque estará siempre (como “partido registrado y subsidiado”) sometido a las reglas de juego del poder. Parece que también nuestras organizaciones de lucha social (no electoral), no tienen perspectivas importantes de cambio; pareciera que son las mismas reuniones, los mismos asistentes, los mismos estrados y las mismas ideas y consignas: todo muy radical pero repetitivo. Nos exprimimos la mente para sacar ideas de nuestras experiencias y lecturas, buscamos no ser más repetitivos en nuestras condenas al capitalismo y la burguesía, pero no encontramos cómo movilizar a esas grandes masas del pueblo.

6. Dicen que “la vida te da sorpresas” y que hay que recordar que “la revolución mexicana de 1910 estalló cuando nadie la esperaba en medio del enorme poder del dictador Díaz y los porfiristas que se encontraban embriagados con tanto orgullo y respaldo de fuerzas militares”. ¿Cómo iban a imaginar que un pueblo desarmado, semi-analfabeta y hambriento, derrocaría en cinco meses a un gobierno con presencia incluso internacional? Decía Mao que el “imperialismo es un tigre de papel”, pero se olvida que la frase terminaba: “ante un pueblo con conciencia y rebelado”. Si no logramos el levantamiento unitario del pueblo trabajador –como escribía Mao- el capitalismo seguirá asesinando con desempleo, salarios de hambre, emigración y delincuencia al 80 por ciento de nuestra población. ¿Qué fue un Revolución burguesa o política que no cambió las relaciones de propiedad y poder? ¡Cierto!

7. Los medios de información encabezados por la Tele, ejercen un control determinante sobre la conciencia de los mexicanos. Si no logramos destruir ese poder jamás lograremos conquistar la mente de los trabajadores para que aprendan a pensar y decidir por cuenta propia, defenderse y luchar unidos por sus intereses. Hoy pareciera que el 80 por ciento de la población aprueba el capitalismo y no está dispuesto a levantar la mano contra él. Quizá por ello –aunado a los miles de millones que se dilapidan en las elecciones- el movimiento social está muy debilitado. “Necesitamos un idea que pueda transformar el mundo”, como ha escrito Cioran; quizá no una sino muchas que pudieran agrupar el descontento que sea capaz de destruir el capitalismo e instaurar un sociedad que esté de pié, no de cabeza como la actual. (3/IX/14)