miércoles, 6 de agosto de 2014

agosto 06, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 6-VIII-14

Fausto Vallejo Figueroa llegó con semblante de humildad a las instalaciones de la Procuraduría General de la República antier lunes. El ex gobernador priista de Michoacán llevaba la cabeza baja como los hombros. Reflejaba desgaste, decaimiento, quizá depresión. Lucía apesadumbrado y hablaba en voz baja.

En plática informal contó que ya ni las noticias veía, que estaba aislado de la vida pública.


A su figura, de por sí golpeada por la enfermedad, el infortunio político y los graves problemas de salud de su esposa, se suman la tristeza y el miedo.


Tristeza porque su hijo Rodrigo Vallejo Mora, apodado El Gerber (corre la versión de que el apodo se lo pusieron en el mundo del hampa), fue consignado por presuntamente encubrir a Servando Gómez Martínez, La Tuta, líder del cártel de Los Caballeros Templarios: apareció en un video departiendo con el criminal y hasta tomándose una cerveza, y luego no quiso explicar nada del asunto al Ministerio Público federal.

Miedo porque están tras las rejas por presuntos vínculos con el narco su brazo derecho —Jesús Reyna, su secretario de Gobierno— y su hijo, que era también su operador, su representante, su hombre de confianza. Y quizá siga él.

Estuvo cosa de media hora en la PGR, concretamente en la Agencia de Investigación Criminal, no tres horas como se llegó a difundir extraoficialmente. Su petición central: que se le autorizara ver a su hijo. Se dijo a las órdenes de las autoridades para lo que lo necesitaran y prometió mantenerse al margen de la investigación.

Y abogó por Rodrigo: que es desmadroso, borracho, mujeriego, pero no delincuente. Expresó que está desilusionado de su hijo, que le dio todo y lo único que ha recibido de él han sido problemas.

Contó que lo mandó a España desde el 2 de junio, cuando agonizaba su gubernatura que terminó dos semanas después. De Europa regresó el viernes 1 de agosto en la tarde, cuando la PGR primero le preguntó y al negarse a contestar, lo detuvo.

El ex mandatario michoacano recibió la luz verde de la Procuraduría General de la República para ver a su hijo en la cárcel estatal en la que se encuentra, la de Santiaguito, en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México.

Todo esto me fue revelado por fuentes muy confiables.

SACIAMORBOS

¿Fausto es inocente? ¿No se dio cuenta de nada? ¿O no quiso indagar lo que se publicó por todos lados, se comentaba en todos sitios? ¿No sabía? ¿O todo contaba con su visto bueno? ¿Es la víctima de la noble paternidad? ¿O el titiritero que busca que la audiencia no descubra su cuerpo agachado, escondido con sagacidad tras bambalinas, mientras finge voces y manipula a los protagonistas?

El retrato del viejo golpeado no me ha hecho cambiar lo que pienso. Lo publiqué ayer en esta columna bajo el título “¿Y Papá Vallejo qué?”.

Veremos cómo proceden las autoridades federales al frente del caso.