viernes, 8 de agosto de 2014

agosto 08, 2014
MADRID, 8 de agosto.- "Está fuera de control". Lo asegura Mila Font, de Médicos sin Fronteras, al valorar la epidemia de ébola que vive África y que ha hecho saltar las alarmas en todo el mundo. "Pero lo llevamos diciendo desde hace meses. En mayo ya avisamos de que no dábamos abasto, de que más organizaciones debían actuar. Nosotros estamos al límite". Pino González, trabajadora de Médicos del Mundo que lleva varios meses en Sierra Leona, hace un diagnóstico similar. "La previsión de los expertos es que la epidemia continuará, no hemos alcanzado el pico de casos", asegura. 

Comida bajo cuarentena. Los pacientes sospechosos de tener ébola usan mascarillas, gafas y trajes. Con el fin de fortalecer sus cuerpos, reciben alimentación especial, muy rica en carbohidratos. (Reuters)

Hay 552 trabajadores de la ONG Médicos sin Fronteras en un sólo proyecto en Sierra Leona: el del ébola. 60 de ellos son internacionales, y el resto es personal nacional. La organización no puede confirmar si, en estos momentos, hay algún español entre esos 60 trabajadores, porque "en los proyectos de Ébola el personal está, como máximo, hasta cuatro o seis semanas", según cuenta Font a 20 minutos desde este país africano.


Algo parecido pasa en Médicos del Mundo, según explica González. "Yo llevo poco tiempo, y estaré un mes más, luego vendrán otros compañeros". Esta ONG se encarga —"sin ayuda de fondos de la OMS ni del Gobierno español— de llevar a cabo labores humanitarias en una zona del país que comprende 600 aldeas. "Atendemos potencialmente a 330.000 personas, en dos proyectos: uno destinado a la prevención y a la concienciación, y otro con las autoridades, apoyando a los equipos en el terreno con material y con fondos". 

Entierro estéril: muchas personas han sido infectadas en los funerales de familiares. Las autoridades advierten que la razón es que tocan los cadáveres. En esta foto se puede ver cómo ayudantes ponen el cuerpo de una víctima en una fosa. (Reuters)

La epidemia que ahora está preocupando al mundo empezó hace meses en Guinea, para después saltar a Sierra Leona, y cada vez con más fuerza, estas últimas semanas, a Liberia. El centro de Médicos sin Fronteras en Sierra Leona tiene 64 camas, que en los últimos días se han ampliado a 88. Pero no es sólo cuestión de camas, sino de sensibilizar e informar a la población local de lo que está pasando. "Nos enfrentamos a la primera epidemia de ébola en esa zona", explica Font, "lo que ha generado mucho miedo. La población es reticente a identificar a un enfermo entre sus familiares, o a acudir a los centros al sufrir los síntomas de la enfermedad".

Congo o Uganda fueron escenario antes de epidemias de ébola parecida, pero la de ahora es mucho más preocupante. Según explica Font, "las epidemias vienen a durar entre cuatro y ocho semanas, lo que llamamos pico de la epidemia. Por lo general, suelen acabarse al segundo pico. Pero en esta epidemia vamos por el quinto pico, porque no se logra controlar a los pacientes".

No actuaron con contundencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los ministerios de salud de Guinea, Sierra Leona y Liberia fueron avisados hace meses, pero no actuaron con la contundencia exigida. Hace unas semanas hubo una reunión ministerial en Ghana para afrontar el problema, pero tampoco se encontraron soluciones. Así que organizaciones como Médicos sin Fronteras siguen teniendo que actuar por sí solas. "Tenemos un fondo de emergencias para estos casos", cuenta Font, "pero hemos llegado al límite, así que hemos pedido ayuda a otras organizaciones, sobre todo para enfrentarnos al problema en Liberia. Es donde, a corto plazo, habrá más necesidades". 

El personal médico se prepara en el Hospital del Gobierno Kenema: Va a tomar muestras de personas bajo sospecha de ébola. Las pruebas se hacen si los pacientes sufren durante tres días de fiebre, diarrea o náuseas. (Reuters)

Luchar contra el ébola no es sencillo, tampoco a nivel económico. Además de las dificultades que implica trabajar en la zona, se unen la insólita expansión de la epidemia esta vez (mucho menos localizada que en otros casos) o, simplemente, la propia enfermedad. "Cada dos horas, el personal que atiende a los pacientes debe cambiar su traje especial. Cada traje cuesta 25 euros... Y no puede volverse a utilizar. Así que multiplica ese dinero muchísimas veces", asegura Font. Por su parte Font también incide en las dificultades económicas. "Trabajamos con fondos propios, pero ahora vamos  a pedir subvenciones privadas a diferentes instituciones".

Ningún trabajador de Médicos sin Fronteras ni de Médicos del Mundo se ha contagiado, nunca, de ébola, ni en esta ni en anteriores epidemias. El caso del sacerdote Miguel Pajares es excepcional, tratándose del primer voluntario que es traído a Europa para ser tratado de la enfermedad. (20minutos.es / Spiegel)