viernes, 15 de agosto de 2014

agosto 15, 2014
DAEJEON, Corea del Sur, 15 de agosto.- El papa Francisco instó el viernes a los jóvenes católicos a renunciar al materialismo que aflige a gran parte de la sociedad asiática hoy y a rechazar los "inhumanos" sistemas económicos que privan de derechos a los pobres, impulsando su agenda económica en una potencia regional donde las ganancias financieras son un termómetro clave de éxito.

Francisco recibió una bienvenida bulliciosa de decenas de miles de jóvenes asiáticos mientras celebraba su primera misa pública en Corea del Sur, un país con una pequeña pero creciente iglesia que el Vaticano considera un modelo para el resto del mundo.


El papa tomó un tren de alta velocidad desde Seúl a la ciudad central de Daejeon, donde los jóvenes católicos han estado reunidos para la versión asiática de la Jornada Mundial de la Juventud. En su homilía, Francisco instó a los participantes a ser una fuente de renovación y esperanza para la sociedad.


"Que puedan combatir el encanto de un materialismo que ahoga auténticos valores espirituales y culturales y el espíritu de la competencia desenfrenada que genera egoísmo y contienda", dijo Francisco en un discurso pronunciado en italiano que fue traducido al coreano. "Que ellos también rechacen los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores".


Su mensaje será difícil de vender en Corea del Sur, que ha pasado de la destrucción y la pobreza de la Guerra de Corea de la década de 1950 a convertirse en una de las principales economías de Asia. Muchos vinculan el éxito con exhibiciones ostentosas de estatus y riqueza, y las cirugías plásticas son un negocio en auge. La competencia entre los jóvenes, especialmente por plazas en las escuelas de élite, comienza desde antes del jardín infantil y es feroz. El país tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo.

Francisco dijo que en tales sociedades "exteriormente opulentas", las personas a menudo experimentan "tristeza interior y vacío", una desesperación que asemejó a un cáncer que crece en la sociedad.

El estadio de fútbol de Daejeon, con capacidad para 50,000 espectadores, estaba casi lleno horas antes de la llegada de Francisco.

Antes de la misa, Francisco se reunió en privado con una decena de sobrevivientes de la tragedia de un transbordador surcoreano en abril, así como familiares de los muertos, que exigen una investigación del gobierno sobre el hundimiento. Uno de ellos, Lee Ho Jin, cuyo hijo falleció, pidió al papa que lo bautizara, dijo el portavoz del Vaticano, el reverendo Federico Lombardi. (AP)