domingo, 10 de agosto de 2014

agosto 10, 2014
ESTAMBUL, Turquía, 10 de agosto.- “Vamos a continuar sirviendo a nuestra nación para una mejor democracia y para que funcione el proceso [de paz con la milicia kurda del PKK]”. Estas han sido las primeras palabras en público de Recep Tayyip Erdogan tras erigirse en el vencedor de las primeras elecciones presidenciales por voto popular directo en Turquía. El aún primer ministro Erdogan, islamista y conservador, se convertirá en el nuevo presidente de la República con el 51.8% de los votos, según ha confirmado la Comisión Electoral con el 100% de los votos escrutados. Finalmente logró el 54.7%.

Sin necesidad de segunda vuelta y corroborando lo que sostenían las encuestas, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ganó las elecciones presidenciales al lograr el 54.7% de los votos. De esta manera, el jefe de gobierno islamo-conservador, que estuvo en el poder los últimos 12 años, consolida su plan de perpetuarse en el poder hasta el centenario de la fundación de la República, dentro de nueve años.

Ekmeleddin Ihsanoglu, candidato de los principales partidos de la oposición, ha recibido un 38.4% y Selahattin Demirtas, el líder político kurdo, un 9.7%. La jornada electoral ha transcurrido en un ambiente de calma en un día en el que una buena parte de los turcos se encontraba de vacaciones. La participación ha rondado el 74.4%.


Antes de volar a Ankara para pronunciar allí su discurso como vencedor, y en un gesto cargado de simbolismo, Erdogan ha visitado en Estambul la mezquita de Eyup Sultán, a la que iban los sultanes del Imperio Otomano tras ascender al trono.

"No seré el presidente sólo de aquellos que votaron por mí, seré el presidente de 77 millones", dijo Erdogan en un discurso triunfal desde el balcón de la sede del Partido de Justicia y Desarrollo, en Ankara, ante aclamaciones de sus partidarios.

Las referencias históricas ya habían estado presentes en la campaña de Erdogan, quien también al votar señaló que estas elecciones marcarían el camino de Turquía “hasta 2023 [centenario de la República] y hasta 2071 [cuando se cumplen mil años de la conquista turca de Anatolia]”.

Antes de ser declarado presidente, Erdogan tendrá que renunciar al puesto de primer ministro y como miembro del Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP, en turco), ya que la presidencia se entiende como neutral y no partidista. El 28 de agosto sucederá a Abdulá Gül, también cofundador del AKP, y se convertirá oficialmente en el 12º presidente de la República Turca.

"Hoy ganó una vez más la voluntad nacional, hoy ganó una vez más la democracia", dijo a miles de partidarios que cantaban y ondeaban banderas. "Quienes no votaron por mí ganaron tanto como quienes lo hicieron, aquellos a quienes no simpatizo ganaron tanto como a quienes sí".

Ekmeleddin Ihsanoglu ha felicitado públicamente a Erdogan en un discurso en la sede de su campaña. “Se la dedico a todos aquellos que me dijeron que no sabía de política hace un mes cuando empezamos la campaña”, ha añadido Ihsanoglu, un académico de 70 años, de perfil religioso y exsecretario de la Organización para la Cooperación Islámica, poco conocido en Turquía antes de ser nominado por los dos principales partidos en la oposición, que buscaban atraer con él parte del voto del AKP.

“Ahora está claro que nuestra postura es la que podrá aumentar la esperanza de los pueblos y que determinará la línea que seguirá Turquía”, ha declarado por su parte Demirtas, que ha querido destacar cómo su candidatura ha atraído votos más allá del electorado kurdo.

Erdogan es el político más popular del país y su partido ha ganado todas las elecciones desde 2002, incluidas las locales del pasado marzo a pesar de que tres meses antes un escándalo de corrupción había forzado la dimisión de cuatro ministros. Hasta hace pocos años alabado por asentar la democracia e impulsar el desarrollo económico en Turquía, actualmente Erdogan es una figura muy divisiva que polariza a la sociedad turca, y en los últimos 15 meses ha sufrido manifestaciones masivas en su contra. Mientras la mitad del país lo adora, otra gran parte lo acusa de ser crecientemente “autoritario” y de querer imponer su particular visión conservadora a toda la sociedad.

Ya incluso antes del inicio oficial de la campaña, Erdogan había dejado claro que, de convertirse en presidente, él no sería un jefe de Estado poco más que simbólico, como sus antecesores. También ha insistido en que precisamente la elección por voto directo popular le daría una mayor legitimidad y capacidad para intervenir como jefe de Estado en la vida política del país.

“Un presidente elegido directamente por la gente tendrá más poder y legitimidad para implementar sus políticas. Y como líder incuestionable del AKP, Erdogan tendría una gran capacidad para influir en la política turca a través del partido y del Parlamento”, analiza en esta línea Ahmet Uysal, profesor en la Universidad Marmaray.

Además, Erdogan y su círculo del AKP también han señalado que querrían cambiar la Constitución tras las elecciones generales previstas para verano de 2015 para otorgar más poderes ejecutivos al presidente. Para ello, el AKP necesitaría conseguir una mayoría parlamentaria mayor que la que ya disfruta ahora, y la reactivación del proceso de paz con la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo) se presenta como un elemento clave para lograr el apoyo de los diputados kurdos, liderados por el propio Demirtas.

Pero hasta este posible cambio constitucional, con Erdogan como nuevo presidente Turquía también tendrá este mes un nuevo jefe del Ejecutivo, el primer relevo en 11 años de Gobierno y que tendría que coexistir con las ambiciones del jefe de Estado electo.

“Esa es realmente la gran pregunta, y no tanto si Erdogan va a ser elegido. Quién va a ser el nuevo primer ministro y qué tipo de relación va a tener con Erdogan como presidente”, comenta Sinan Ulgen, exdiplomático y presidente del Centro para los Estudios en Economía y Política Exterior. (José Miguel Calatayud / El País / Clarín)