miércoles, 27 de agosto de 2014

agosto 27, 2014
Héctor Rodolfo López Ceballos

Ya estamos en aquella pintoresca, sórdida y embriagadora época llamada "Elecciones Estudiantiles", que engalana año con año a la Universidad Autónoma de Yucatán y es protagonizada mayormente por dos federaciones: NFU y FEDY; de los alumnos ni hablar, ellos siempre son marginados y relegados a un plano secundario que no permite maniobras y no concede poder alguno de decisión real. 


Se divisan en el horizonte cercano las farras, los derroches, la grilla pura y dura que corre suave por las venas de los candidatos oficiales y sus equipos de trabajo. Se pueden adivinar las prácticas perpetuas que mancillan la dignidad estudiantil, que terminan por imponer la voluntad de una linea y no la de la comunidad universitaria. Como cada año, como cada época, compra y recompra de votos, influyentismo, movimientos desleales que buscan cerrarle el paso a la poca competencia y oposición que podrían tener aquellos uniformados membretados que juegan a la política seria y de verdad, en lugar de realmente hacer política en favor de su Alma Mater. 

Todos los estudiantes de la UADY hemos sido, en algún momento u otro de nuestro efímero peregrinar por la institución, testigos de estas maniobras y vicios. ¿Cómo olvidar la compra de votos en las elecciones pasadas de la Facultad de Derecho? ¿Cómo el acarreo en la Facultad de Antropología, en donde el equipo de trabajo de la actual dirigencia prácticamente llevaba de las manos y hasta las urnas a las alumnos de nuevo ingreso? ¿Recuerdan el proceso turbio de la Facultad de Psicología que arrebató de último minuto el triunfo a un candidato? Estudiantes dañando estudiantes, la representación fidedigna y a escala de la sociedad mexicana y su política. 

También tenemos los cursos de "formación de lideres" que fueron requisitos en los pasados comicios para poder aspirar a la candidatura de alguna presidencia de sociedad de alumnos, los candados, el cómo las Federaciones cierran arbitrariamente las convocatorias a los compañeros universitarios que pueden presentar verdadera oposición, el uso desmedido de recursos en propaganda y entretenimiento, en lugar de destinar esas sumas de dinero a proyectos y mejoras que beneficien a la comunidad universitaria. 

Los alumnos siempre son los que tienen las de perder, el grupúsculo reducido y selecto de "representantes" no ha garantizado -ni garantizará- procesos transparentes y abiertos que permitan la participación de quienes verdaderamente quieran servir al estudiantado. Estamos acorralados a elegir entre una y otra federación, a continuar el designio divino de los "dirigentes" en turno cual monarquía. Y no es del asombro de nadie que traten de legitimar y justificar las candidaturas oficialistas con acciones que, casualmente, empiezan a darse a conocer y a efectuarse cuando ya están las elecciones a la vuelta de la esquina. ¿Construcción de paraderos de camiones justo ahora, cuando la Facultad de Derecho se pasó hace más de seis meses al campus? ¿Fotos de aspirantes con los alumnos de nuevo ingreso o realizando obras y trabajos como si se tratase de campaña para diputación? 

Pero como dije en mi nota anterior, no podemos simplemente tirar la piedra y esconder la mano, no podemos criticar sin vernos al espejo y reconocer que -insisto y enfatizo- gran parte de la responsabilidad recae sobre los mismos estudiantes de la Universidad. Si bien es cierto que parecemos estar condenados a tener que elegir entre el malo y el peor, es verdad también que no hay una organización real entre los estudiantes que haga frente a los atropellos y voluntades sectarias de las Federaciones actuales. Hemos dejado que dos organismos controlen la totalidad de nuestras facultades y preparatorias; sólo la NFU controla casi el 80% de las escuelas, escuelas que están bajo un mismo régimen cerrado y para nada democrático. La FEDY tiene al resto, pero parece ser el mismo modelo de estructura con otro nombre. Pero eso sí, no hay ni una sola facultad o preparatoria de la UADY que tenga una verdadera representación estudiantil, que tome las decisiones que le corresponden de manera autónoma y democrática, que tenga la soberanía sobre sus propios comicios y convocatorias. No hay ni una sola facultad o preparatoria en donde se haga la voluntad de los alumnos organizados. Y mientras muchos alumnos sigan tomando las elecciones como un concurso de popularidad, en donde sea el más conocido y el que suelte más recursos para las fiestas el que gane y no el más apto, mientras no se haga verdadera consciencia, mientras los alumnos no frenen éste tipo de prácticas desleales, seguiremos sumergidos en un mar de quejas que no llegan a nada y que permiten perpetuar el sistema político estudiantil. 

Apenas hoy se anunció que la NFU decidió adelantar las elecciones dentro de las facultades bajo su control. E independientemente de que fue una decisión unilateral y arbitraria, tiene el propósito de cerrar el paso a los candidatos que podrían presentar resistencia a su forma de hacer política y de limpiar el camino a sus líneas. Y si ese no fuera el caso, dicha federación no tendría inconveniente en posponer las elecciones hasta el mes de octubre, hasta que puedan garantizar un proceso limpio, democrático, justo y transparente. Hago la misma invitación a la FEDY.

Los invitó además a no cerrar la convocatoria a ningún estudiante y abrir la posibilidad de que absolutamente cualquier alumno de esta universidad pueda ser candidato a representante estudiantil -salvo el obvio requisito de que sea alumno de la UADY-, para que se vea la verdadera buena voluntad de estas federaciones y no se impida que quien realmente quiera trabajar, lo haga. 

Y si las federaciones hicieran caso omiso, está en los alumnos decidir y convenir sus propios procesos electorales, pues son ellos quienes tienen la facultad última de hacerlo. 

¡Compañero universitario, despierta!