miércoles, 6 de agosto de 2014

agosto 06, 2014
Julián Ramírez

La Universidad Autónoma de Yucatán regresó a clases y con eso también regresamos a la carrera para la elección del nuevo rector. Es curioso, aunque todavía no se abre el proceso, hay quienes ya se han reunido con varios consejeros directores, maestros y alumnos.

Alfredo Dájer es quien debe decidir las reglas del juego; él decide si se abre el proceso para que los candidatos hagan campaña y visiten todas las facultades, o si solamente se dedican a campañear en cafés, restaurantes y reuniones privadas. 

Hay quien dice que el Rector aún no toca el tema porque todavía no decide quién va a ser su delfín, de entre los que conforman su grupo cercano. José de Jesús Williams es el natural y ha estado muy cerca de él, pero tiene mal carácter y a la gente no le cae bien, sin contar que ha sido protagonista de varios escándalos dentro y fuera de la Universidad. 

Otra opción es Antonio González Fajardo, quien tampoco es muy carismático y a quien recientemente le pusieron un cuatro en una sesión de consejo a la que, coincidentemente, no fue el Rector. 

Finalmente, también tiene la opción de Guillermo Storey, el Director de la Facultad de Medicina que parece muy carismático y amable, pero que mantiene un ambiente de terror en su facultad, según los propios trabajadores, porque es muy déspota y los trata mal. 

Alfredo Dájer también tiene una última opción que no es de su grupo cercano pero sí de su grupo de colaboradores. El Director del CIR Hideyo Noguchi, Jorge Zavala Castro, quien se ha mantenido con un bajo perfil, aunque el mismo rector ya sepa de sus intenciones por reemplazarlo. Él ya inició con sus reuniones y visitas a consejeros en las que les presenta una propuesta de trabajo y les habla de qué quiere hacer con la universidad.

Lo que es cierto es que, como nunca antes, el rector no tiene el control de todo el Consejo Universitario, gracias a aquel incidente en el que la Universidad se quedó sin dinero, vergonzoso y humillante para una Institución de tanta tradición y prestigio. Los mismos universitarios lo llaman el parteaguas de la UADY, con el que se dieron cuenta que su seguridad laboral no es tan segura.

Lo que viene para la universidad no es algo superficial y los consejeros deben estar conscientes de la responsabilidad que tienen ante ellos: la estabilidad y futuro de la UADY. Deben reflexionar bien y votar por quien pueda llevar nuevamente a la Universidad a ese resplandor que hace mucho se perdió.