sábado, 26 de julio de 2014

julio 26, 2014
pentagrama

Es muy lamentable que en Yucatán, siendo un semillero de grandes poetas, escritores, compositores, no se le dé el empuje y apoyo a esos talentos callados, guardados, adormilados por las propias instituciones avocadas a esto, que es el arte de las letras, de la música, de la pintura. Talentos que seguramente en la comisaría más recóndita existan y no se les dé el lugar que les corresponde.

Ricardo Palmerín y Guty Cárdenas Pinelo.


Un ejemplo muy claro y sencillo es la Banda Sinfónica de Molas, que a no ser por algún medio de comunicación no se habría enterado el público de su existencia o porque algún político se haya interesado en ello.

El hecho es que esos talentos existen y están allí, algunos quizá malbaratando o malvendiendo sus obras o tocando puertas sin que éstas se abran o anhelando ser escuchados por tanto oído sordo que existe tanto en las instituciones gubernamentales culturales como en los medios de radiodifusión y televisión del Estado.


Yucatán, por nombrar tan sólo a unos cuantos, se ha distinguido por esa cultura musical que genéticamente traen consigo de manera ancestral esos autores y compositores, como fue Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas, Enrique Novelo "Coky" Navarro, Sergio Esquivel, Angélica Balado, Estelita Puerto de Pompeyo y el mismo Armando Manzanero. Después de ellos, ¿quién va a continuar esta corriente músico-poética que ha encumbrado en la nación y en el mundo a nuestro Estado?

Si se dieron cuenta, mencioné nombres de diferentes tiempos hasta el día de hoy. Y después, ¿quién?

¿Quién será o quiénes serán los que sigan con esta virtud yucateca?

"Coky" Navarro y Sergio Esquivel.

Cuando viajo y me preguntan de dónde provengo, lo primero que me dicen es "seguro debes de cantar, o de tener alguna canción", a lo cual me río y contesto "¡qué más diera por ello!" Porque, sí es cierto, provengo de un Estado en el que en cada familia cuando menos uno toca algún instrumento, y donde existen cientos de escritores y compositores anónimos. 

Angélica Balado.

Es una reflexión que hago, puesto que en mi último viaje esa fue la primera pregunta que me hicieron: si toco algún instrumento. El único instrumento que toco son las teclas de mi computadora, en la que escribo por ese amor que siento por el arte y por mi Estado, Yucatán. Ese arte que puede ser exponencial pero ahí está, aletargado.


Ojalá promuevan a los autores y compositores --que sí existen, porque me ha tocado escucharlos-- para apagar esa sed de que adolece nuestro Estado y preparar a los sucesores de esos grandes músicos y compositores que ha dado.

Banda Sinfónica de Molas.