lunes, 7 de julio de 2014

julio 07, 2014

Mientras tomaba el fresco en una banca de la Plaza Grande, el licenciado don Ovidio Zorrilla, notable poeta yucateco, fue abordado por un joven estudiante que empezaba a camelar a las musas, quien le presentó dos sonetos de que se decía autor, suplicándole escogiese el mejor, pues tenía que ponerlo en un álbum.

Tomó don Ovidio el primer soneto, lo leyó con toda atención y dijo: "Ponga Ud. el otro, amiguito."

--"Pero... ¿cómo puede Ud. saber que es mejor el otro, si no lo ha leído?", preguntó el entenado de las musas.

--"Porque peor que éste no puede ser", repuso don Ovidio muy serio.