lunes, 14 de julio de 2014

julio 14, 2014
RÍO DE JANEIRO, 14 de julio de 2014.- El equipo europeo se alzó con su cuarta Copa del Mundo, luego de vencer 1-0 a Argentina y vencer la maldición que ningún equipó de la zona de esa parte del mundo haya ganado en América. Saltos, gritos y abrazos fue lo que se vio por parte de los jugadores germanos.

La Copa del Mundo, el trofeo más ansiado del planeta, no está en poder de los futbolistas más que unos instantes; durante la ceremonia de premiación. La Copa de oro de 18 quilates, 36.8 centímetros de altura, 6.175 gramos de peso, con sus dos anillos de malaquita en la base y la inscripción de los campeones del mundo desde 1974, año en el que se instauró esta copa que sustituyó al trofeo Jules Rimet, la recupera la FIFA una vez concluida la ceremonia. Los países ganadores se quedan luego con una réplica chapada en oro que es la que exponen y pasean por el mundo. (EFE / AFP)

Alemania rompió con la maldición europea en América. Götze marcó el gol, cuán Iniesta, en la prórroga. Los germanos dominaron y ganaron por su tesón. Es el cuarto título del país, el primero en América.

El seleccionador alemán, Joachim Loew, afirmó este domingo, después de adjudicarse el título de campeón contra Argentina, que su equipo fue el que mejor jugó durante todo el Mundial y el que más mereció el título. (Getty Images)

Puyol, en nombre de España, entregó el trofeo de la Copa del Mundo veinte minutos antes de la gran final. La selección española dejaba el mayor galardón de su historia al borde del césped de Maracaná, para coronar al sucesor del equipo de Vicente del Bosque. Segundos después, Alemania anunciaba que Kramer sustituía a Khedira, lesionado durante el calentamiento, en la alineación. El que no estaba tocado era el fútbol germano. Los hombres de Joachim Löw dominaron el partido desde el pitido inicial de Rizzoli. Y Argentina avisó de su táctica, el contragolpe, en un disparo cruzado de Higuaín. Las pautas estaban marcadas desde el primer segundo. Conseguir el primer gol era el reto fundamental de dos escuadras con tácticas opuestas.


 Bastian Schweinsteiger en el festejo. (AFP)

Lo tuvo Higuaín en sus botas, solo ante Neuer, en una mala cesión con la cabeza de Kroos, que debió pensar que Gonzalo sería su próximo compañero en el Madrid. Fue la mejor oportunidad de la final. El ex madridista, hoy jugador del Nápoles, disparó mal, desviado, para lamento de Mascherano y Messi. Argentina llegaba con robos de balón y desperdiciar una ocasión así, en el partido de su vida, era para mesarse los cabellos. Es lo que hizo Gonzalo. Los alemanes mandaban territorialmente y la guerra de guerrillas solo sería efectiva si se golpeaba con dureza en los momentos clave.

“Durante el torneo siempre hicimos un buen fútbol. Sólo hay un ganador y el que lo merece es este equipo. Hizo el mejor fútbol durante todo el torneo, en los siete partidos”, dijo Loew en la rueda de prensa posterior a la final. (Getty Images)

Kramer se quedó fuera de combate en un choque con el ex madridista Garay, que le golpeó con un hombro en la cara, y la entrada de Schürrle intensificó la ofensiva germánica. El partido se definía siempre por el mismo sendero. Los hombres de Joachim Löw controlaban el balón y sufrían para encontrar los huecos. Los pupilos de Sabella tenían la premisa de no recibir un gol, se cerraban con un sistema casi militar y atacaban a ráfagas, en tromba, en cada caza de la «vieja», que diría Di Stéfano. Maracaná vivía una final inédita y con dos equipos que no se peleaban por el mando, sino que utilizaban estrategias diferentes, complementarias.

La Canciller Angela Merkel abraza al portero Manuel Neuer. (AFP)

Messi desaprovechó una contra ideal, tres contra tres, al estrellar en Hummels un pase a Higuaín, pues Lavezzi rozaba el fuera de juego. Schweinsteiger generó la primera oportunidad de peligro del conjunto europeo en un tiro que Romero despejó con dificultad. Leo tuvo otra opción de oro en un regate a Neuer, sin ángulo, con un centro-tiro que Boateng despejó bajo palos. El intercambio era de infarto.
Schweinsteiger besa el trofeo. (Getty Images)

Özil tiró mal, al borde del área, en la mejor fase de fútbol de Alemania, que comenzaba a imponer su físico. Höwedes estrelló un cabezazo espectacular en un poste, colofón de un saque de esquina botado magistralmente por Kroos. Argentina aguantaba, a la espera de Messi.

 Sami Khedira, quien no pudo jugar en este partido tras sufrir molestias en el calentamiento. (DPA)

Sabella introdujo al Kun, en lugar de Lavezzi, para poseer más clase en el contragolpe. La albiceleste ofreció sus mejores momentos de fútbol. Messi lanzó fuera, un chut excesivamente cruzado, en una clara ocasión de marcar. Y se agarró al muslo. Parecía tocado. Sabella le miró con preocupación. Lionel siguió en el campo. No se quejó. Era la final que había soñado desde pequeño. El sol lucía en el Cristo de Corcovado en la final más histórica de los Mundiales, que vivía su tercera confrontación ante el Jesús de Río de Janeiro.

Mario Götze, el joven de 22 años del Bayern de Múnich, se consagró como astro mundial. Una genialidad suya había otorgado la cuarta estrella a Alemania. "Todo sucedió muy rápidamente, pero fue fantástico ver cómo se liberó el equipo y cómo seguimos luchando hasta el último segundo", añadió Goetze. "Nos lo merecemos completamente, porque somos un grandísimo equipo. Es un momento indescriptible". (Getty Images)

El cansancio se hizo notar. El calor triunfó sobre los futbolistas. Y el duelo se transformó en un reparto constante de ataques y respuestas, con Alemania partida en dos y Argentina en busca de las arrancadas de Leo, Higuaín y Agüero. Se buscaba más el error enemigo que la virtud propia. Cada vez era más evidente que un detalle de distinción individual decidiría la Copa del Mundo. Y era patente que el vencedor, fuera quien fuera, recogería el trofeo, pero no heredaría el trono real del fútbol. La comparación del nuevo campeón con el nivel ofrecido por España hace cuatro años era odiosa.
Schweinsteiger consuela al argentino Lionel Messi. (Getty Images)

Alemania volvió a apretar en su deseo de evitar una prórroga y un espectador saltó al campo a dar un beso a Höwedes. Fue reducido por un miembro de seguridad con un puñetazo en la mandíbula. Se acabó el beso. El partido continuaba, no hubo interrupción, y Löw sentó a Klose, el máximo goleador histórico de los Mundiales. El veterano artillero se llevó una ovación estruendosa en Maracaná. Entró Götze con la intención de recuperar la técnica y la precisión en el pase, perdidas en el conjunto germano desde hacia una hora. Dio tres centros magníficos y los europeos rondaron el gol, sin acierto en los remates. Ese desacierto condenó a todos a la prórroga. La octava en este campeonato. Récord mundial.

Un fan con una réplica de la Copa. (Getty Images)

Götze tuvo el balón en sus pies y dio una asistencia perfecta a Schürrle, cuyo disparo se estrelló en las manos de Romero. La respuesta fue un «gorro» que Palacios hizo sobre Neuer, tras un fallo garrafal de Hummels, pero el balón se marchó fuera. El Mundial se dirimía en un golpe letal, en un segundo, en un toque de calidad. Ambos conjuntos lo sabían.

El "Rey del futbol" festeja en la Puerta de Brandeburgo, Berlín. (AFP)

Rizzoli empañó su actuación arbitral al no mostrar la segunda cartulina amarilla al Kun, que dio un golpe con la mano a Schweinsteiger en la cara. Sangrante, el centrocampista retornó al césped. Mandaban de nuevo los hombres de Löw. Y Götze anotó el tanto decisivo al detener con el pecho un balón medido de Schürrle y cruzar una volea que sorprendió al guardameta argentino. Alemania conquistó su cuarto título y rompió con la maldición de Europa en América.

Festejo en Frankfurt. (AP)

Ficha del Alemania-Argentina

Río de Janeiro, estadio de Maracaná

Alemania: Neuer; Lahm, Boateng, Hummels, Howedes; Kramer (Schurrle, m. 31), Schweinsteiger, Kroos, Ozil (Mertesacker, m. 119); Muller, Klose (Gotze, m. 87).

Argentina: Romero; Zabaleta, Garay, Demichelis, Rojo; Enzo Pérez (Gago, m. 85), Mascherano, Biglia; Messi; Higuaín (Palacio, m. 78), Lavezzi (Agüero, m. 46).

Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a Schweinsteiger, Höwedes, Mascherano y Agüero.

Goles: 1-0. m. 113, Götze, en una excelente disparo, tras una preciosa incursión y asistencia de Schürrle. (Tomás González-Martín / ABC / Spiegel)