martes, 15 de julio de 2014

julio 15, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 15-VII-14

¡Hey, Dilma, vai tomar no cu! Retumbó en el Maracaná. Lo coreaban miles de brasileños en la final del Mundial.

Su presidenta, Dilma Rousseff, no había aparecido en las pantallas monumentales, no se había anunciado su presencia ni estaba pronunciando ningún discurso. El grito simplemente surgió del público.

Al término del encuentro entre Alemania y Argentina, cuatro veces apareció en las televisiones gigantes y cuatro veces la abuchearon. 


¿Pesó el desarrollo del Mundial en la popularidad de Dilma?

Sus opositores apostaron a que el descontento por los gastos en los estadios se traduciría en una intensificación de las grandes protestas populares. Las que hubo estuvieron desinfladísimas.

Pero el tema está ahí: de los malos manejos, la mala planeación y el despilfarro del presupuesto hablan todos los ciudadanos. Es su tema predilecto. Por si faltara algo, la poderosa selección de futbol de Brasil sufrió su peor goleada, no pudo ganar ni el tercer lugar y dejó al país huérfano de orgullo y de paliativos.

Hay que sumarle el peor daño de todos: la aniquilación de eso que llamaron “milagro brasileño”.

Quedó exhibido el proyecto de izquierda moderna de Lula da Silva-Dilma Rousseff. Brasil tiene hoy una peor imagen que antes de la Copa.

Se desmintió ese sueño que se había vendido con gran eficacia en los últimos años de un país moderno, en desarrollo vigoroso, gigante latinoamericano que se comía el futuro a mordidas y dejaba muy detrás a sus vecinos.

Los millones de visitantes que recibió Brasil durante un mes de competencia mundialista disfrutaron el futbol y los deslumbrantes estadios, pero padecieron las retrasadas realidades de los servicios, las comunicaciones, la infraestructura, la capacitación de la mano de obra y la inseguridad del país.

¿Lo resentirán los números electorales de la presidenta, que busca reelegirse entre octubre y noviembre?

Antes de la estrepitosa derrota que supuso la eliminación del equipo brasileño, el Instituto Datafolha encontró en una encuesta que la intención de voto a favor de Rousseff subió 4 puntos por el arranque del Mundial y alcanzó 38%. Su más fuerte competidor, el senador socialdemócrata Aécio Neves pasó de 19 a 20% y el socialista Eduardo Campos creció de 7 a 9%.

El mismo estudio reportó que 63% de los brasileños veían con buenos ojos la realización del Mundial en su país, 13% más que antes de la inauguración. A ver si tras el 7-1 de Alemania se mueven los datos.

El reto para ella parece estar más adelante. Un nuevo periodo en el poder será mucho más complicado ya sin el cuento internacional del “milagro” brasileño. Además, la organización de los Juegos Olímpicos en dos años seguramente le seguirá produciendo dolores de cabeza (el complejo olímpico en Río hoy no es más que un terreno baldío), deudas y descontentos sociales.

Quizá la reelección de Dilma no está en riesgo, pero el proyecto político de largo plazo Lula-Dilma sí.

SACIAMORBOS

Se reporta Iván Peña Neder, a propósito de la entrega “¡A usar al rapado!”. Informa que ya quedó en libertad.