miércoles, 23 de julio de 2014

julio 23, 2014
MADRID, 23 de julio.- Se fue soltando poco a poco, muy poco a poco, en la media hora larga que duraron sus respuestas a los periodistas. En las dos últimas cuestiones fue cuando incluso aflojó el nudo de la corbata estrecha. Le preguntaron por Jesucristo -«Dios es muy importante para mí», dijo- y por la fundación para niños sin recursos que ha creado en su país, y que se llama Colombia Somos Todos. Ahí se multiplicó -y era difícil- el brillo en los ojos de un chaval (23 años), para el que el martes, según dijo media docena de veces, al fin, cumplió un sueño.

James costó 70 millones, más 8 en variables, según el Real Madrid.

Y menos mal que existió la rueda de prensa, porque antes... Serían los nervios, serían las ganas tremendas de ponerse las botas color rosa -y la camiseta con el 10, claro-, pero el caso es que de no haber sido por ese paso posterior, el personal se hubiera quedado con las ganas de escuchar a la nueva estrella del Real Madrid. El chico, acompañado de su esposa, Daniela Ospina -que atrajo casi tantos flashes como él-, finiquitó su presencia en el palco de honor con apenas 20 segundos de palabras para las más de 40,000 personas que estaban en las gradas del Bernabéu. «Buenas tardes, era un sueño desde niño jugar aquí, estoy muy contento. Gracias al presidente. Espero ganar muchos títulos. Gracias y ¡Hala Madrid!», pronunció, como queriendo huir para bajar al césped primero y a la sala de prensa después.


92 balones

Allí, sobre la hierba, entregó 92 balones -sí, el número es exacto- a la gente, y después se fue al centro del campo, como los toreros después de una gran faena. Desde allí saludó y volvió a meterse en los vestuarios, no sin antes fotografiarse con algunos niños -entre ellos los nietos del presidente, Florentino Pérez- y con su esposa, que lo seguía como lo viene haciendo desde hace muchos años, desde el paso por Banfield (Argentina), por el Oporto, tres años, y por el Mónaco, donde sólo ha durado una temporada.

Una carrera fulgurante, pasos de gigante para un crío al que apenas le sale la barba, pero con una calidad que le sale por los poros. No hubo más que ver el vídeo con el que el Madrid lo presentó antes de los discursos -el suyo, si es que se puede llamar así, y el de Pérez-. Un buen puñado de jugadas de puro talento, los goles del Mundial y, como cierre, una fotografía que se hizo hace algunos años junto a Cristiano Ronaldo. Aunque su pasión por el Madrid, dijo, es anterior. «Siempre me gustó este club desde la época de Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos... Yo tenía 10 u 11 años y desde entonces tenía el sueño de jugar algún día aquí. El día de hoy nunca lo olvidaré», expresó el mediapunta colombiano, que no puso reparos a jugar donde Ancelotti decida porque, y lo repitió en varias ocasiones, él ha venido al Real Madrid fundamentalmente a una cosa.

'Sufrí mucho para llegar hasta aquí'

«Luché mucho, sufrí mucho para llegar hasta aquí, ahora sólo queda ser feliz», afirmó, y lo afirmó después de pasar un pequeño susto, que en realidad no fue tal. Como suele pasar en estas cosas, siempre hay alguno con ganas de dar la nota, y un par de chavales intentaron acercarse a él en la vuelta de honor. Fueron placados por los guardias de seguridad y él los devolvió amablemente al graderío. James anduvo toda la tarde como superado, como si efectivamente estuviera viviendo la realidad de lo que siempre fue un sueño. Hubo dos intentos de que hablase del dinero que ha costado (70 millones, más 8 en variables, según el Real Madrid), pero se puso serio. «No me corresponde a mí hablar de números».

«Es mucha presión, pero estoy preparado», dijo, eso sí, con mucha firmeza. «Cando supe que este grande club [sic] estaba interesado en mí hice todo lo que pude para que esto se produjera», y esa fue la primera de una coletilla que llamó, y mucho, la atención. Lo de «grande club», algo inverosímil en castellano, fue la marca de agua de James en su primera gran comparecencia.

'Hubiera jugado aquí con el 100 sin problema'


El tercer futbolista más caro del Real Madrid también desveló que los contactos para ficharlo empezaron antes de su famoso gol a Uruguay, y confesó también que, aunque está encantado de llevar el número 10, «hubiera jugado aquí con el 100 sin problema». «Quiero hacer historia, quiero ganar títulos», insistió, siguiendo la línea, pero con otro tono, de Toni Kroos la semana pasada.

Siguió hablando un buen rato, diciendo que quería meter muchos goles, que no le importaba cómo fueran esos goles, que estaba encantado de tener tanta y tan buena competencia para jugar en su nuevo equipo, pero para despedirse, justo antes de hablar de Jesucristo y de su fundación, se dirigió a su mujer, en primera fila de la sala de prensa. «Quiero darle las gracias a ella y a mi mamá, padrastro, hermano, tías... Es el sueño de todos y ojalá esto perdure, porque yo lo único que quiero es ser feliz», concluyó. Y no es poco. (El Mundo)