miércoles, 2 de julio de 2014

julio 02, 2014
PARÍS, 2 de julio.- La justicia acorrala a Nicolas Sarkozy y los casos se entrecruzan formando un amasijo, a veces complejo, que ofrece una inquietante imagen corrupta del que fuera presidente de la República francesa entre 2007 y 2012. La mayoría de los casos están relacionados con la financiación irregular de las campañas presidenciales en las que ha estado inmerso, pero no solo. El caso Tapie, por ejemplo, pone en cuestión la indemnización de 403 millones de euros del erario público que el entonces jefe del Estado y su ministra de Economía, la ahora directora del FMI, Christine Lagarde, adjudicaron al empresario Bernard Tapie por el litigio mantenido con el Crédit Lyonnais. En el caso Tapie,los jueces sospechan que el Gobierno de Sarkozy organizó un “simulacro de arbitraje” para favorecer al empresario francés.

"¡Pobre Sarko! Él, que se había retirado del circo para volver en el momento propicio, cual salvador de la patria y del partido, lo tiene cada vez más difícil con tantos frente judiciales abiertos", escribe Juan M. Bellver en El Mundo.  El caso que ha llevado a Sarkozy a la comisaría se inscribe en la investigación judicial sobre la presunta financiación irregular de su campaña electoral en 2007 con fondos aportados por el entonces presidente libio Muamar el Gadafi. El tráfico de influencias está penado en Francia con cinco años de prisión y una multa de 500,000 euros. (DPA)

El proceso que más preocupaba a Sarkozy, el caso Bettencourt, que indicaba una presunta financiación ilegal a través de aportaciones de la heredera del imperio L’Oréal, quedó archivado por los jueces. Las indagaciones sobre este asunto han conducido, sin embargo, a otros asuntos que la justicia mantiene abiertos.


Es justamente la necesidad de seguir el caso Bettencourt el que le ha valido ahora la detención a Sarkozy, si bien la policía ha llegado a este presunto tráfico de influencias y revelación de secretos judiciales a través de otro asunto de financiación irregular con aportaciones del entonces dictador libio Muamar el Gadafi. El dinero habría sido enviado para colaborar con la campaña presidencial de Sarkozy en 2007, de la que salió victorioso frente a la socialista Ségolène Royal.

El caso Bygmalion es el más reciente. Los jueces investigan si, durante la campaña de 2012, en la que Sarkozy perdió frente a Hollande, se hicieron facturas falsas para poder gastar más de lo debido. Ese caso le ha costado la presidencia de la UMP, el partido de Sarkozy, a Jean-François Copé, que entonces era el jefe de la campaña electoral.

Casos menores son los contratos que el Elíseo suscribió con nueve institutos de opinión durante su mandato sin concurso de licitación, y la investigación sobre los fondos presuntamente irregulares con los que se financió un mitin de Sarkozy en Toulon. (GABRIELA CAÑAS / CARLOS YÁRNOZ / El País)