domingo, 8 de junio de 2014

junio 08, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1402 / 9-VI-14

Cuando se encuentra en preparación la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia, a aplicarse por el Instituto Nacional de Estadística, entre octubre y noviembre próximos, para tener una idea precisa del alcance del acoso escolar, lo cual será posible hasta abril de 2015, no se entiende la prisa de Emilio Chuayffet por dar a conocer las mediciones hechas por varias encuestadoras para la Secretaría de Educación Pública y fijarlo en “24 por ciento” de los niños y jóvenes de nivel básico y bachillerato, “lo cual es mucho, una cuarta parte”.


No se entiende porque el asunto es delicado, grande la preocupación de los padres de familia y de la opinión pública y publicada –tanto que diputados oportunos como Manuel Añorve quieren legislar para incrementar las penas– y el titular de la SEP invierte grandes esfuerzos para transmitir la imagen de hombre pensante y serio.


Por supuesto que no me atrevo a poner en duda esos atributos, mas en la entrevista que dio a Nurit Martínez, del periódico El Universal, el secretario de Gobernación cuando se produjo la masacre de 45 tzotziles el 22 diciembre de 1997, insistió en su tesis, aún no explicada en forma suficiente, “El hogar, la calle y los medios contribuyen a la violencia que se expresa en las escuelas (...) Sé que es muy incómodo para muchos que se les diga esto”.

Se queja el exsecretario de Educación del estado de México –tiempo en que me lo presentó el gobernador Alfredo Baranda y Chuayffet Chémor mostró que padecía hambre de presencia en los medios porque sin media pregunta se le fue a la yugular a Miguel González Avelar, aquel encargado de la SEP de 1985 a 1988 por ser amigo de Miguel de la Madrid. Dice: “he recibido descalificaciones, incluso algunas groseras (cuando de lo que se trata es de debatir con ideas, no con apelativos ni con palabras de una descalificación vulgar a las ideas del otro)”.

Mal que a una idea se responda con ofensas y descalificaciones. Pero todavía peor que el ocupante del escritorio de José Vasconcelos repita su tesis de que la escuela es ajena a la generación de violencia, en lugar de explicarla, pues como gobernante que es está obligado a hacerlo, ya que los gobernados no toman como verdad revelada cada una de sus tesis.

Pareciera que al otrora presidente del Instituto Federal Electoral le interesa sobremanera deslindar a la SEP del clima de violencia criminal que asfixia a varias regiones del país, contamina y hasta destruye buena parte del tejido social; de la que predomina en más de la mitad de los hogares de México; de la sexual que según La Jornada repuntó en números absolutos en el estado de México, y de la que padecen “24 por ciento” de los alumnos.

Ignoro cómo logra el secretario quitar a las escuelas del entorno económico, social y cultural del país del que forman parte, como para que no sean reproductoras de la violencia que distingue a México en prácticamente todos los ámbitos. Y justo cuando desde diciembre de 2006 hasta nuestros días los trabajadores de la educación son linchados por “los medios (que) contribuyen a la violencia”, como si no fuera posible ponerles nombre: Televisa, Televisión Azteca… depredadoras de la educación de niños y jóvenes mexicanos.

Tampoco puede omitirse la naturaleza impositiva, violenta, de la reforma educativa, que en rigor fue administrativa y laboral, pues como reconoce Chuayffet: “Viene la parte más difícil que es la confección de material, libros de texto que se adecuen al programa de estudios y el modelo educativo, pero la capacitación de maestros será central para atender esas modificaciones.

Acuse de recibo

Del ingeniero Héctor Buenrostro, integrante del Grupo María Cristina: “Me refiero a tu reconocida columna Utopía y en particular a la titulada Premisas oficiales para el acoso escolar (6-VI-14) y tienes la verdad cuando te refieres a que los diputados tricolores quieren arreglar todo aumentando las penas para los delitos, lo cual es demagogia de la más pura Lo que no quieren entender los diputados de marras es que desgraciadamente la justicia en nuestro país es una mercancía, claro que hay excepciones. La justicia así tratada como una mercancía, se encarece al aumentarse las penas pero no aumenta su efectividad. Estos aumentos, además, pueden propiciar que los delincuentes tengan la propensión a deshacerse de las víctimas asesinándolas para evitar ser delatados por estas últimas”… La abogada Norma Esperanza Falcón Ruiz apunta: “El país no va por el rumbo correcto (2-VI-14), porque no se puede construir sin eficiencia, credibilidad, profesionalismo y el afán de servir, no de coaccionar en un grado de descomposición por medio del autoritarismo disfrazado de democracia (…)” Y “Valle de México Sección 36” (de la Coordinadora Nacional) concluye sobre Videgaray Caso, otro escape al futuro (28-V-14): “Videgaray, ¡miente y su gobierno también! La realidad de México lo dice todo: Uno de cada dos mexicanos vive en la pobreza”.

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