sábado, 28 de junio de 2014

junio 28, 2014
MONTEVIDEO, 28 de junio.- Es Maracaná, y vaya si impacta. Su mística sigue en el campo, y por más que lo hayan remodelado, que lo hayan tirado abajo, su historia no morirá jamás, y la parte más memorable de su historia, claro, la escribió "la Celeste".

Herido.
De un lado Uruguay, herido, castigado, dolorido, afectado, disminuido futbolísticamente hablando, pero fuerte, rebelde, y decidido a todo.


Del otro, Colombia, fresca, libre de presiones, con un fútbol atildado, con aureola de buen equipo y fama de equipo goleador.

Son, entonces, dos caras de la moneda en la Copa del Mundo, en esta Copa de alegrías y tristezas, de victorias y derrotas, en donde comienza la etapa trascendente, excluyente, de "el que ganas se queda y el que pierde se va".

Es Maracaná, y dentro del campo de juego se enfrentarán dos equipos, dos escuelas diferentes, antagónicas si se quiere, porque Uruguay no tiene el manejo ni el buen trato de pelota que es característico en Colombia, pero los "cafeteros" -al menos tradicionalmente- no poseen ese espíritu indomable ni la pierna fuerte de los celestes.

Hoy se van a encontrar dos selecciones sudamericanas, con luces y sombras, con virtudes y defectos, pero con un objetivo en común: ganar el pleito para seguir de largo en el Mundial.

Objetivo.
Tabárez y su estilo. Pekerman y el suyo. Pero ambos insistiendo en lo mismo. Cuidar su propio arco y vencer el del rival. Con métodos y sistemas, con tácticas y estrategias, con futbolistas que nada tienen en común, pero todos persiguiendo la victoria.

Es Maracaná, y allí, en donde "la Celeste" le dio un beso a la gloria, en donde sus futbolistas tocaron el cielo con las manos, se escribirá otra página de la historia, muy diferente por cierto, 64 años después.

Es Maracaná, pues, y en la cancha habrá once leones celestes heridos por lo que ocurrió con Luis Suárez y, sobre todo, por la desmedida severidad de la sanción que la FIFA le impuso al salteño, y que -precisamente por ese motivo, o con ese acicate- pelearán por el triunfo y se rebelarán ante la injusticia de la que ha sido su compañero.

En una palabra, los celestes saben que hoy tienen que salir a "morder" en toda la cancha, tienen que correr y "morder" la pelota, a jugar con los dientes apretados, a buscar el triunfo para dedicárselo a Luis. Nada más ni nada menos que en Maracaná. Eso ayuda. (elpais.com.uy)