lunes, 2 de junio de 2014

junio 02, 2014
ROMA, 2 de junio.- Había unas quince parejas de esposos (casados desde hace 25, 50 y 60 años) esta mañana en la Misa celebrada por Papa Francisco en la capilla de la Casa Santa Marta. En particular, el Pontífice les dijo a todas ellas: «Fiel, perseverante y fecundo», estas son las características de un auténtico matrimonio cristiano. Bergoglio criticó a los matrimonios estériles por decisión, a favor del «bienestar económico» , según indicó la Radio Vaticana.


El amor entre los cónyuges debe ser fiel, perseverante y fecundo, explicó el Papa, siguiendo el modelo del amor de Dios por su Iglesia. La fidelidad «es como una luz sobre el matrimonio. La fidelidad del amor. Siempre», dijo Papa Francisco. También añadió que «la vida matrimonial debe ser perseverante, debe ser perseverante. Porque, de lo contrario, el amor no sale adenlante. La perseverancia en el amor, en los momentos bellos y en los momentos difíciles, cuando hay problemas: los problemas con los hijos, los problemas económicos, problemas aquí, problemas allá… Pero el amor persevera, sale adelante, siempre tratando de resolver las cosas, para salvar a la familia. Perseverantes: se levantan cada mañana, el hombre y la mujer, y sacan adelante a la familia».


El Papa observó que el amor de Jesús «hace fecunda a la Iglesia con nuevos hijos, Bautismos, y la Iglesia crece con esta fecundidad nupcial». En un matrimonio esta fecundidad puede ser a veces puesta a prueba, cuando los hijos no llegan o si están enfermos. En estas pruebas – subrayó Francisco – «hay parejas que miran a Jesús y toman fuerza de la fecundidad que Él tiene en su Iglesia”. Mientras, al contrario – concluyó – “hay cosas que a Jesús no le gustan», o sea los matrimonios estériles por elección: «Estos matrimonios que no quieren hijos, que quieren permanecer sin fecundidad. Esta cultura del bienestar de hace diez años nos ha convencido: ‘¡Es mejor no tener hijos! ¡Es mejor! Así tú puedes ir de vacaciones a conocer el mundo, puedes tener una casa en el campo, tú estás tranquilo’... Pero quizá sea mejor – más cómodo – tener un perrito, dos gatos, y el amor va a los dos gatos y al perrito. ¿Es verdad o no esto? ¿Lo vieron ustedes? Y al final este matrimonio llega a la vejez en la soledad, con la amargura de la mala soledad. No es fecundo, no hace lo que Jesús hace con su Iglesia: la hace fecunda». (Domenico Agasso Jr / La Stampa)