viernes, 27 de junio de 2014

junio 27, 2014
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En la sesión del consejo universitario del martes 24 de junio se dieron algunos eventos que evidencian que la lucha por el poder en la UADY se pondrá cada vez más ruda. Uno fue que la sesión no la presidió el rector sino el secretario general, el ing. Antonio González Fajardo. La versión oficial es que tuvo un "incidente" que le impidió llegar, aunque en los corredores de la UADY se rumoraba que su ausencia fue intencional para tenderle una trampa al secretario general. Otro fue la intervención del abogado general, Renás Solís Sánchez, manifestando que tenía "serias dudas" sobre el procedimiento para el ingreso de un profesor a la facultad de Ingeniería, solicitado por el titular de la misma el ing. José Loría Arcila. Eventos que involucran a tres personajes que suenan como aspirantes a ocupar la rectoría a partir del 2015, dos de ellos respaldados por sus trayectorias académicas y uno por sus conexiones políticas.

Llama la atención que el rector nunca hubiese faltado a una sesión del consejo y que para ésta "convenientemente" se le presentara el supuesto incidente, del cual por cierto muy poco o nada se sabe al respecto. Pero llama más la atención que el abogado general arremetiera en contra de una propuesta del propio rector. De ahí que la comunidad universitaria se pregunte: ¿Está tan envalentonado y ensoberbecido el abogado que se atreve a ir contra su propio jefe? La propuesta del rector se conocía desde hace algún tiempo, ¿por qué se esperó el abogado a intervenir hasta luego de que se dictaminara sobre la misma, además de  "sugerir" la intervención de otra comisión claramente afín a él? Luego de la intervención del abogado, inmediatamente lo secundaron los consejeros Erik Ávila, Carlos Macedonio y Guillermo Storey, según se reporta en un boletín de la UADY. Quienes los conocen dicen que estos tres son incondicionales, por decir lo menos, del abogado general.

Otra lectura que le dan los politólogos de la UADY a esos eventos es que el rector le dio instrucciones al abogado para que procediera tal como lo hizo, con el afán de que el secretario general violara algún protocolo, de los que tanto le gustan al abogado, pues estaba fungiendo como presidente "inexperto" del consejo, y así propiciar una doble carambola en contra de los "ingenieros aspirantes". ¿Qué tantos intereses oscuros tiene el rector de la UADY que se atreve ir en contra de sus propias propuestas, con tal de descalificar a los contrincantes de su delfín?

Otra interpretación, de los veteranos más avezados de la UADY, es que el propio rector le dio línea al abogado general para cuestionara la propuesta que él mismo había realizado ante el consejo, pero sin confiarle su verdadera intención, propiciar un enfrentamiento público entre el abogado y el secretario general. Todo parece indicar que no le resultó su intento de emular a Maquiavelo. Le falta mucha, pero mucha inteligencia para llegar a ser como a este personaje universal.

Pobre UADY, le esperan tiempos turbulentos. Por un lado el grupo en el poder no quiere soltarlo y hará lo que sea necesario, lícito o no, para conservarlo. Por otro, grupos que aspiran al mismo, sin que hayan declarado qué los motiva. Ojalá que de entre todos los aspirantes haya al menos uno con un proyecto académico, que es lo que nuestra máxima casa de estudios y la sociedad se merecen. Mientras tanto el pobre profesor se queda como el chinito: Milando, sólo milando.