sábado, 28 de junio de 2014

junio 28, 2014
BELO HORIZONTE, Brasil, 28 de junio.- Chile ha perdido en penales frente a Brasil, que estuvo casi todo el partido paralizado frente a La Roja, pero los chilenos no sólo se quedan con tristeza y la sensación de que estuvieron más cerca que nunca de hacer historia. Los 17 millones de habitantes del país sudamericano, tristes por una derrota que creen inmerecida, también se han quedado con el consuelo de que los jugadores dejaron todo en la cancha y que se llegó hasta donde nunca antes de había llegado: la Selección forzó una definición a penales a los pentacampeones en Octavos de Final y en su propia casa. Y más allá de un resultado indiscutible, que deja a La Roja fuera del Mundial, Chile desde hoy alberga una gratitud infinita hacia este equipo que mostró en Brasil 2014 que es posible jugar de igual a igual frente a quien sea.




Los chilenos no creyeron en las estadísticas que señalaban que Brasil no había perdido de local en partidos oficiales desde 1975 y que La Roja nunca había derrotado a los pentacampeones jugando de visita. La Selección chilena y el país entero creyó que era posible ganar este duelo en Octavos de Final a Brasil y no por simple retórica. Los jugadores chilenos han mostrado en la cancha que pertenecen a una generación distinta y que tienen un nivel deportivo inédito y, sobre todo, la personalidad que siempre faltó: son los primeros de la historia de Chile que clasifican a dos mundiales seguidos, 2010 y 2014, y pasaron a los Octavos sin mayor dificultad derrotando a los actuales campeones, España. Justamente ese juego y esa actitud hicieron que los 17 millones de ciudadanos de este país latinoamericano creyeran que era posible.

El delantero Alexis Sánchez habló el jueves sobre el espíritu con que salió Chile a enfrentar a Brasil: “El chileno no tiene mentalidad ganadora y hay que tener eso, creerse cuento, saber que es posible ganarle a un campeón del mundo, como a España. Los argentinos entran ganando al campo de juego y a veces por eso ganan los partidos. Si yo creyera que vamos a perder con Brasil, pesco mis maletas y me voy para Chile”. Y ese ánimo lo tuvo todo el equipo y lo demostró, por ejemplo, Gary Medel, que conmovió: jugó casi todo el encuentro con una sola pierna y lo entregó todo —todo— en la cancha.





Chile entero se paralizó para ver a La Roja. Por la mañana, en Santiago, la gente caminaba apresurada por las calles son bolsas de supermercado para reunirse y ver el encuentro: carbón para la parrilla, carne para el asado y bebidas. No era una ciudad normal y los únicos que no pararon de trabajar fueron los vendedores de vuvuzelas, gorros tricolor y banderas chilenas que se han instalado en estas semanas en muchas las esquinas. Mucho comercio minorista cerró pese a abrir habitualmente los sábados y los centros comerciales —las plazas ciudadanas de los chilenos— estaban prácticamente vacíos poco antes del encuentro. Los vendedores y guardias de seguridad se turnaban en sus labores para poder alentar a la Selección en los televisores de los locales y multitiendas. A las 12, hora local, cuando arrancó el duelo, casi no había gente ni coches en las calles.

El autogol chileno en el minuto 18 se vivió en silencio. Pero el de Alexis Sánchez, que igualó el marcador en el minuto 32 se festejó como un triunfo: en todas las casas y los barrios de Chile se escuchó un grito profundo acompañado de bocinazos frenéticos de los pocos automóviles que seguían transitando. Hubo gente que se asomó a los balcones, abrazándose, para sacar las banderas chilenas y hacer ciudadano un triunfo parcial que se vivió con un sentido nacional. Los comentaristas deportivos hablaban del juego nervioso de Brasil y de que Chile, cuyo entrenador hizo cambios tácticos que le resultaron, jugaba de igual a igual. Y que nunca la Selección había jugado con este nivel.

Los 90 minutos terminaron con una sensación compartida por todo Chile y que repitieron los comentaristas de la radio y la televisión: La Roja logró alargar el encuentro frente a los pentacampeones, organizadores del Mundial, jugando de visita. Y lo resumió el popular periodista de Canal 13, Aldo Rómulo Schiappacasse: “Estuvimos más allá de lo que siempre estuvimos. Así se construye la épica, como los valientes. Tenemos la capacidad técnica y física para hacer historia. Ahora hay opción”. Los cinco mil chilenos que estaban en el estadio de Belo Horizonte no dejaron de alentar a la Selección: “Vamooooos, vamos chileeeeeenos”. Y el clásico grito: “Chi-chi-chi-le-le-le”. Y los miles que se reunieron en Santiago para seguir el encuentro en la pantalla gigante del Paseo Ahumada, uno de los lugares emblemáticos de la capital, vivieron la prórroga con nerviosismo, esperanza y alegría.

Luego de la lotería de los penales, que no hizo justicia con Chile, todo este país se ha quedado en silencio. Pero con la satisfacción de haber tenido a los jugadores brasileños rezando de rodillas. Lo dijo el popular relator Claudio Palma de Canal 13: “Gracias, muchachos”. (Agencias)