AMÁN, Jordania, 24 de mayo.- «Papa Francis, Papa Francis…». El día de la fiesta de independencia del país, los megáfonos del estadio de Amán lanzan sobre la multitud la ovación acompañada con ritmos pop de sabor árabe para saludar al cuarto Pontífice que visita Jordania.
El Santo Padre besa a una pequeña. |
Un mar de banderitas saludan a Francisco mientras ingresa en el
papamóvil. Lo acogen, entre los alrededor de 30 mil fieles (20,000 según EFE. Se habían distribuido 30,000 invitaciones), muchos
refugiados de Palestina, Siria e Irak. La minoría cristiana de Jordania
representa una comunidad muy significativa en el Medio Oriente.
EN la homilía de la misa, durante la que 1400 niños recibieron la primera comunión, el Papa habló de la cercanía en el lugar del Bautismo de Jesús, y citó su «misión caracterizada por el estilo del siervo humilde y manso, listo para compartir y para donarse totalmente». «La misión del Espíritu Santo –explica Francisco– es la de generar armonía y de operar la paz en los diferentes contextos entre sujetos diferentes. La diversidad de personas y de pensamiento no debe provocar rechazo ni obstáculos, porque la variedad siempre es enriquecimiento».
A los cristianos, el Papa recordó el ejemplo y la palabra del Nazareno, de la que se puede obtener una indicación para el futuro y para el futuro de la convivencia del país: «Se necesitan gestos de humildad, de hermandad, de perdón, de reconciliación. Estos gestos son la premisa y la condición para una paz verdadera, sólida y duradera».
«Pidamos al Santo Padre –añadió– que nos unja para convertirnos plenamente en sus hijos, adecuándonos a Cristo, para sentirnos todos hermanos y alejar de nosotros rencores y divisiones y amarnos fraternalmente».
Con una imagen que le es muy preciosa, Papa Francisco habló sobre la paz y sobre el compromiso de todos en su construcción: «La paz no se puede comprar: es un don que debe ser buscado pacientemente y construido “artesanalmente” mediante pequeños y grandes gestos que involucren nuestra vida cotidiana. El camino de paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y que formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre celeste».
Imanes, arzobispos, patriarcas, padres con mitras ortodoxas, cruces de esmeraldas, rubíes y oro, y sheiks shiítas hicieron a un lado sus diferencias para recibir al Santo Padre. |
El Papa saludó a los refugiados. Dijo: a Jesús «pidamos que prepare nuestros corazones para el encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lenguas, culturas y religiones». (La Stampa / EFE / Clarín)