jueves, 22 de mayo de 2014

mayo 22, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1395 / 23-V-14

Destacadamente Televisa, pero también Azteca aparecen como las principales impulsoras de la operación política para responsabilizar a los trabajadores de la educación que se agrupan en la Coordinadora Nacional como responsables del crítico estado que guarda la educación pública básica.

Conscientes del daño que causaron con su campaña de linchamiento, las voces más analíticas que trabajan en el duopolio, como la de Héctor Aguilar, recomendaron a los directivos dar vuelta a la página tras la aprobación de las leyes reglamentarias en materia educativa, y emprender una labor de reivindicación del insustituible papel de los profesores.


En efecto, sin la intervención decidida del profesorado no hay cambio posible. Y menos si persiste el maniqueísmo que presenta como vándalos a los de la Sección 22 porque causan daños menores en las oficinas patronales oaxaqueñas. “Poder fáctico” le dicen desde las pantallas del más influyente poder de facto en México. Pero los que en Venezuela destruyen, incendian y matan son luchadores por la democracia.

Salvo que las modificaciones constitucionales estén orientadas “no para que el Estado recupere la rectoría de la educación, sino para que el gobierno tenga una vez más la dirección en el pacto corporativo con el sindicato magisterial”, como postula Manuel Gil Antón. Recuperación que ya logró con un Juan Díaz de la Torre subordinado y carente de iniciativa, tal y como lo formó su otrora jefa y amiga Elba Esther Gordillo.

Reforma que, en palabras de Manuel Pérez Rocha, no abona a la mejora del sistema académico, sino que sólo es un medio de control del SNTE. Por el contrario, “ha quedado en evidencia la incapacidad de la Secretaría de Educación Pública para generar una reforma educativa”.

Mas el problema esta allí. Los especialistas presentan como expresiones de la crisis educativa que la mitad de los jóvenes de 15 años que asisten a las aulas no tiene condiciones para leer, escribir o estructurar lógicamente sus argumentos; 32 millones de mayores de 15 años que concluyeron la primaria o la secundaria se encuentran en rezago, amén de 6 millones de analfabetos. Aparte están los que “no adquieren los conocimiento necesarios”; para no hablar de la deplorable infraestructura material de casi la mitad de las escuelas sin sanitarios, agua potable, techos y salones seguros, propia de los países más pobres de la aldea, no de la economía numero 14 y ahora con pronóstico del Banco de México de crecimiento a la baja, aunque los gobernantes juran “¡Mover a México!” y presumen como propias obras de sexenios anteriores, como la autopista Durango-Mazatlán.

Si bien las causas del grave rezago educativo son múltiples, es de primer orden el papel desempeñado por las televisoras de Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas y socios porque presentan la extrema violencia como valor, y la deshonestidad, la traición y la ambición desmedida como comportamientos normales, denuncian los investigadores y Javier Corral, ya que la escuela no transmite valores morales y cívicos, y el duopolio propaga la competencia, la competitividad como actitud sagrada. Mientras en el aula no se expresa la indispensable cooperación que exige la buena educación. Lo urgente, por ello, no es sacar 10 en la prueba PISA, sino formar mexicanos solidarios que exijan un cambio en el país.

Con todo y un valor en el mercado de 18 mil millones de dólares que hacen de Taravisa la televisora de habla hispana más importante de la aldea, es inaceptable que quienes hacen negocios con la degradación educativa y cultural de la población, hagan de los profesores chivos expiatorios.

Acuse de recibo

Abigail Bello Gallardo, de la veracruzana Xalapa, comenta Ahora Estrategia de Seguridad Tamaulipas (16-V-14): “A todos nos conviene que haya paz, transparencia, honestidad y justicia en nuestro país, y es loable que nuestro Presidente quiera implementar una cruzada contra la delincuencia organizada en Tamaulipas o en cualquier parte del país. Sin embargo, quiero compartirle una reflexión: Mientras haya personas corruptas en el gobierno mexicano y estadunidense, no se podrá acabar con la violencia porque a esas personas corruptas sólo les interesa su avaricia y no el bienestar o la seguridad de los pobladores de su país, ya sea en Estados Unidos de América o en Estados Unidos Mexicanos. Y estas personas harán todo lo posible porque el Estado mexicano no logre su objetivo, apoyado por sus iguales en EUA. Pero además, tengo la firme convicción que mientras en México y en el mundo no se encarcele a los políticos que ‘cubren’ a la delincuencia organizada (porque sin ellos no sería posible que siguieran existiendo), mientras no se procese a quienes desde las aduanas dejan pasar mercancía de dudosa procedencia, mientras no se confisquen los bienes de los empresarios, líderes de organizaciones, de instituciones religiosas o de personas que lavan el dinero de la delincuencia organizada... No se va a vivir en un México seguro”.

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