martes, 13 de mayo de 2014

mayo 13, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 13-V-14

Cuando murió en el trágico avionazo de noviembre de 2008, el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, estaba en su momento de mayor debilidad política.

El ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador le había exhibido contratos que firmó para que los negocios de su familia en el sector energético se vieran beneficiados siendo diputado federal presidente de la Comisión de Energía de la Cámara Baja.

Mouriño Terrazo tuvo que salir en una descuidada conferencia de prensa en la que se le vio maldormido, desarreglado, devastado y sin explicación convincente sobre su sospechosa actuación.

En los días subsecuentes se rumoró de su salida. Ya no lucía el hombre fuerte de su presidente y mejor amigo Felipe Calderón, aquel todopoderoso operador desde Los Pinos. Murió muy poco después.

Sin embargo, los negocios de los Mouriño no sólo sobrevivieron sino que florecieron. Siempre se pensó que fue gracias al padre del extinto secretario, don Carlos Mouriño Antanes. En buena medida. 


Pero en realidad, el que más lleva las riendas de la expansión económica familiar es el hermano mayor de Juan Camilo, Carlos Mouriño Terrazo, quien es además una figura clave en el entramado fraudulento de Oceanografía, gracias a un personaje que sí ha sido expuesto públicamente: Mario Ávila Lizárraga, el hombre que saltó de ser vendedor de coches a encargado de todos los negocios marítimos de Petróleos Mexicanos, y desde ese cargo se coludió con Oceanografía.


El 3 de abril pasado, en la entrega “La Mujer de Oceanografía”, le informé que Ávila Lizárraga fue contratado en Pemex por presiones de la entonces Jefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia Flores Elizondo, quien llamó a la paraestatal para “doblar la mano” de Juan José Suárez Coppel, entonces director general, y Carlos Romero Deschamps, líder sindical petrolero, quienes se resistían al injustificado nombramiento (también estaba en contra Carlos Morales, ex número dos de Pemex).

Patricia Flores habló en nombre del presidente Calderón para impulsar a Mario Ávila. Informantes que presenciaron en el sexenio anterior de primera mano toda esta trama, revelan que la familia Mouriño echó mano de la señora madre del ex secretario de Gobernación: ella le marcó a Calderón Hinojosa para pedirle el nombramiento del hoy prófugo de la justicia, y el ex presidente delegó la responsabilidad en su operadora de confianza.

La señora Terrazo de Mouriño hizo la llamada, pero quien planeó la toma de esa posición gubernamental estratégica fue su hijo Carlos, quien desde el nombramiento de Ávila se convirtió en su verdadero jefe y quien no es para nada ajeno al mayor escándalo financiero de este sexenio.

Donde estuvo Mario Ávila Lizárraga estuvo también Carlos Mouriño Terrazo.

Ya veremos hasta dónde llega la investigación y qué tanto inhiben al actual gobierno las aristas políticas del caso.

SACIAMORBOS

En la entrega “Secuestran para financiar marchas y plantones” es Chico Pelón en lugar de Pico Pelón. Erratita.