sábado, 17 de mayo de 2014

mayo 17, 2014
SOMA, Turquía, 17 de mayo.- Erkan Gündüz, un minero que no pasa de los 30 empleado en la mina de la tragedia, se encaramó este viernes al monumento dedicado a la minería que corona el centro de Soma. "Un cuarto de seguridad cuesta 250,000 dólares. Con lo que gana la empresa, ya podría haberlo instalado". La policía respondió a sus reivindicaciones, y a los llantos de unos 500 indignados más, cargando con granadas de gas lacrimógeno y chorros de agua a presión.

Los manifestantes en Soma, en el oeste de Turquía, expresaron de nueva cuenta su enojo por la tragedia ocurrida el pasado martes en la mina de carbón, pero esta vez enfurecidos porque los representantes de Soma Holding se eximieron de responsabilidad.(AFP)

La crítica de Gündüz venía a colación del reconocimiento este viernes por parte de Ramazan Dogru, director general de la mina, de que el yacimiento siniestrado el martes pasado no disponía de cuartos estancos disponibles tierra adentro: "La sala estaba cerrada; se estaba construyendo la nueva". Eso dejó a los mineros atrapados a merced del monóxido de carbono, gas asfixiante que mató a la mayoría de trabajadores.

Rescatistas oran por las víctimas del desastre minero.(AP)

El titular de Energía, Taner Yildiz, ha elevado a 299 la cifra de muertos en la tragedia. Asimismo, señaló que creía que aún quedaban 18 mineros atrapados. Al ser preguntado un miembro del equipo de rescate, a pie de mina, éste rehuyó la pregunta: "Eso dicen...". El salvador anulaba pues toda esperanza de sacar más vivos. "Con el volumen de monóxido de carbono que hay dentro, imposible aguantar más de una hora", explicaba.

Despedida: Los sobrevivientes junto a la tumba de una de las víctimas. (AP)

Tamaña incertidumbre sobre el destino de los mineros en el atolladero y la desconfianza de las cifras oficiales encendió los ánimos de muchos vecinos de Soma, que viven estos días en un pueblo tomado por la policía. Uniformados bloqueaban el tráfico en el centro y se apostaban en las calles alrededor de esta localidad. "¿Para qué tanta policía? No queremos ver tanto agente ni tampoco a tanto político haciendo el show", exclamaba furibunda una vecina de edad avanzada.

'Éste es un lugar muy tranquilo'

Soma es inflamable. La tensión se palpa en cada metro de baldosa de sus calles. "Estábamos el jueves por la noche en el patio de la Casa de los profesores [un edificio que usan de alojamiento muchos llegados de fuera] y un grupo de jóvenes llegó para insultarnos", explicaba Günay Dag, abogado de la Asociación de Abogados Progresistas (ÇHD). "No llegaron a atacarnos, se tuvo que pedir ayuda para dispersarles porque cada vez llegaban más".

También han servido para convencer a los 15,000 trabajadores de Soma de que no participen en manifestaciones las supuestas amenazas de los empresarios mediante SMS. Según denunció el medio sindical Sendika.org, mineros de la ciudad habían recibido mensajes de texto en los que se les instaba, bajo riesgo de despido, a no tomar parte en ninguna protesta.

Los familiares se despiden. (Getty Images)

Quienes optaron por hacer oídos sordos a la presión, se toparon con la violencia policial. Según periodistas de la agencia Afp, algunos manifestantes lanzaron piedras a los antidisturbios. El periódico Hürriyet precisó que los enfrentamientos se habían saldado con cinco heridos, dos de ellos policías.

A apenas 100 metros del lugar de protesta, el silencio era sepulcral. "Éste es un lugar muy tranquilo", subrayaba un frutero que trataba de capear el temporal y volver a la normalidad manteniendo su tienda abierta. Sin embargo, la pesadilla en Soma está lejos de terminar: "Tengo la convicción de que acabará con la muerte de entre 299, 300 o 301 de nuestros hermanos trabajadores", apostillaba Yildiz. (El Mundo)