viernes, 2 de mayo de 2014

mayo 02, 2014
GINEBRA, 2 de mayo.- La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Navi Pillay, consideró que el sufrimiento de Clayton Lockett durante su ejecución en Oklahoma el pasado martes puede constituir un caso de tortura.

La inyección que fue suministrada a Lockett no logró que muriera de manera inmediata y su sufrimiento prolongado fue innecesario, lo que va en contra de la legislación internacional de los derechos humanos, dijo el portavoz del ACNUDH, Rupert Colville.

Clayton Lockett le descerrajó dos tiros a Stephanie Neiman y la enterró viva en un paraje de la Oklahoma rural. Un jurado popular condenó unos años después a su asesino a morir, pero no al suplicio al que las autoridades le sometieron el martes en la prisión de McAlester, donde decenas de testigos presenciaron una ejecución inhumana por el método de la inyección letal.

Asimismo, "dicha ejecución parece ir en contra de la octava Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que establece que no se deben infligir castigos crueles e inusuales", afirmó.

"El de Lockett es el segundo caso de sufrimiento extremo reportado en lo que va del año y causado por el mal funcionamiento de las inyecciones letales", subrayó Colville.

Recordó que el primer caso fue el de Dennis McGuire, en enero pasado, y que la combinación de los fármacos que se le administró no fue lo suficientemente probada.

El protocolo establecía que Lockett debía recibir tres inyecciones: la primera para sedarlo, la segunda para relajar sus músculos y la tercera para paralizar su corazón. Unos minutos después del procedimiento, sin embargo, el reo empezó a sufrir espasmos y a murmurar '¡Algo va mal!'. Los verdugos corrieron las cortinas para evitar que los testigos presenciaran la agonía, que se prolongó con gritos y convulsiones durante 43 minutos, hasta que Lockett falleció de un ataque al corazón.

El Comité de Derechos Humanos de la ONU y el Comité contra la Tortura pidieron anteriormente al gobierno de Washington revisar sus métodos de ejecución con el fin de evitar el dolor y el sufrimiento severo.


Más recientemente, en marzo pasado, el Comité de Derechos Humanos recomendó a Estados Unidos garantizar que las drogas letales utilizadas para ejecuciones provengan de fuentes legales, reguladas, y aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

"La aparente crueldad involucrada en estas ejecuciones recientes refuerza el argumento de que las autoridades de Estados Unidos deben imponer una moratoria inmediata sobre el uso de la pena de muerte y trabajar por la abolición de esta práctica cruel e inhumana", dijo Colville.

Señaló que 32 de los 50 estados en ese país todavía contemplan la pena de muerte en su legislación, lo mismo a nivel federal y militar; 18 han abolido la pena de muerte, siendo los más recientes Maryland en 2013 y Connecticut en 2012.

Colville dijo que sería de esperarse que "lo ocurrido en Oklahoma tenga ramificaciones para las ejecuciones previstas con inyecciones letales en Texas", donde se ha aplicado la pena de muerte al mayor número de personas.

La ONU, reiteró Colville, se opone al uso de la pena de muerte en todas las circunstancias. (EFE / NTX)