viernes, 16 de mayo de 2014

mayo 16, 2014
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1392 / 16-V-14

Con una cuidada escenografía fue anunciada la nueva estrategia de las secretarías de Gobernación, Defensa y Marina, así como de la Procuraduría General de la República para hacer frente a la desbordada agudización de la crisis de seguridad en Tamaulipas, y que tiene como referente 1988-94, lapso en el que Carlos Salinas despachó en Los Pinos sin que molestara al autodenominado Cartel del Golfo, encabezado por Juan García Ábrego, sobrino de Juan N. Guerra, el primer capo tamaulipeco del tráfico de refacciones automotrices, güisqui y mariguana, y con estrechos lazos con Raúl Salinas Lozano, “El padre del padre de la patria”, lo llamaba un importante funcionario de “comunicación social” que hoy aparece como analista.


Fueron los titulares de aquellas dependencias los que arribaron al Centro Cultural Reynosa, el 7 de mayo, en siete camionetas blindadas para hacer la presentación de la Estrategia Seguridad Tamaulipas, para lo cual vehículos artillados y tres helicópteros, además de un centenar de soldados, marinos y agentes de la Policía Federal, aparte de cientos de policías estatales vigilaron el lugar. Ello exhibió la magnitud de la inseguridad para los hombres del poder, ya no digamos para la inmensa mayoría de mis paisanos, que desde 1956 por lo menos padecimos los ajustes de cuentas entre la mafia de Juan N. Guerra y los que osaban desobedecer sus órdenes, incluido un alcalde de Matamoros que fue asesinado a la luz del día.

Tres son los ejes anunciados por Miguel Ángel Osorio, una suerte de eficaz apaga fuegos del sexenio: desarticular en su composición y operación las organizaciones delictivas; sellar las rutas de trasiego de drogas, armas y personas indocumentadas; garantizar instituciones de seguridad locales de eficientes y confiables.

Las fuerzas armadas se harán cargo del control de la seguridad tamaulipeca, y para ello el estado fue dividido en cuatro zonas, las que a su vez el gobierno de Egidio Torre Cantú convirtió en 11 coordinaciones regionales. Torre fue hecho candidato y luego gobernador merced al asesinato de su hermano Rodolfo, por un PRI que gobierna Tamaulipas desde hace 85 años.

Después de siete años de políticas federales depuradoras de los cuerpos policiacos, las que permitieron certificar al 78 por ciento, de acuerdo a un optimista Herminio Garza Palacios y el especialista Eduardo Guerrero estima que el porcentaje ronda el 40. Con esta disparidad de apreciaciones, es alarmante el diagnóstico del secretario de Gobernación que explica la espiral de violencia en Tamaulipas como “resultado de la descomposición en las organizaciones delincuenciales a causa de las acciones contundentes del Estado mexicano”.

Tal pareciera que la tesis del difunto Juan Camilo Mouriño cobra actualidad: Descabecemos a los cárteles y se matarán entre ellos. En efecto, sólo que en medio está la sociedad. Y lo que en el gobierno de Felipe Calderón bautizaron “como daños colaterales”, enlutó a millones de mexicanos.

Tampoco puede soslayarse la observación del presidente de la Comisión de Justicia del Senado, Roberto Gil Zuarth, respecto a que las fuerzas federales fueron retiradas de Tamaulipas porque en el gobierno de Enrique Peña pensaron que un repliegue provocaría la pacificación. Los resultados están a la vista.

No es para omitirse tampoco la denuncia del diputado Arsenio Lozano quien vincula que la tardía respuesta obedece a las presiones de los inversionistas de la cuenca gasífera de Burgos. “Son más los intereses económicos que la demanda de la población acechada por la delincuencia común y organizada”.  Y por desgracia no le falta razón.

Acuse de recibo

Oportuna precisión del periodista Ramsés Ancira sobre Otro reto para Enrique Peña Nieto (14-V-14): “Alfonso Cuarón no tiene el mal gusto de residir en Estados Unidos, pasó ahí largas temporadas porque Gravedad se filmó en Hollywood, pero en realidad vive en Londres y personalmente lleva a los  hijos de su último matrimonio a la escuela, que por cierto dijo que es lo que más extrañaba cuando estaba en producción”… Gracias y mis respetos a los 30 millones de documentados e indocumentados mexicanos, además de los nativos de origen azteca, que tienen “el mal gusto” de vivir en USA… Otra, ésta de Gustavo Cortes Campa a propósito del libro Complot contra un proyecto de nación, próximo a cumplir 10 años de publicado: “Como dice un clásico ‘con todo respeto’, pero las naciones no se proyectan. No se pueden proyectar. Cuando mucho, y con asegunes, se proyecta un programa de gobierno”… Gracias también, sólo que al editor no le alcanzará el tiempo para aclarar a los autores de 20 millones 100 mil referencias que es posible localizar a través del buscador de Google sobre “proyecto de nación”, además de los 19 millones 900 mil menciones a “un proyecto de nación”…. José Reveles es el autor de El affair Cassez. La indignante invención de culpables en México, publicado por Planeta. Es una investigación periodística de más de 300 páginas.