martes, 1 de abril de 2014

abril 01, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 1-IV-14
Desde la casa de Nazario Moreno en el exclusivo fraccionamiento Tres Marías de Morelia se alcanza a ver la del comisionado para Michoacán, Alfredo Castillo.
El líder fundador del cártel de Los Caballeros Templarios fue abatido. Sus familiares aún ocupan la residencia. 


Cuentan que cuando llegó a vivir con su familia a Morelia, el zar Castillo inscribió a una de sus hijas en un colegio ¡propiedad de El Chayo! Compró libros y uniformes… hasta que le alertaron y la cambió de escuela.


La presencia federal, con la polémica ayuda de los grupos de autodefensa, ha mejorado las condiciones de seguridad: el territorio está prácticamente recuperado, los Templarios ya no operan como antes, sus líderes están huyendo, los empresarios han vuelto a controlar sus negocios sin tantos secuestros y extorsiones.

Las autoridades nacionales se enfocaron en los municipios donde la realidad estaba peor: Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Uruapan, Tancítaro, Buenavista, Mújica (Nueva Italia), Aguililla, Tepalcatepec, etcétera.

En medio de tal caos, Morelia se reportaba relativamente tranquila, con eventos aislados de criminalidad: para los morelianos a veces era mayor la preocupación por la violencia de los maestros de la CNTE (y sus estudiantes normalistas) que por la de los narcos.

La situación en Tierra Caliente ha mejorado, pero la de Morelia está cada vez peor: la ciudadanía denuncia que han aumentado homicidios, asaltos a mano armada, atracos a viviendas, robos de coches, ha bajado la actividad económica y la ocupación hotelera está vapuleada porque los visitantes no quieren acercarse.

Esto último lo resienten también polos turísticos como Pátzcuaro, Zirahuén, Santa Clara del Cobre y Quiroga, donde comerciantes, pescadores, guías, artesanos se han quedado sin ingresos. No ha servido la campaña publicitaria gubernamental que trata de promover estos destinos sin decir que están en Michoacán, sino sólo mencionándolos por su nombre.

El gobierno federal —el estatal es de broma— debe terminar su tarea en Tierra Caliente, atrapar a los capos que faltan, regularizar a las autodefensas, sin descuidar Morelia. Ayuda que Castillo es el gobernador de facto y se ha amalgamado con la sociedad organizada de Michoacán que le muestra aprecio.

El problema de estados descompuestos no queda ahí. ¿Qué tal un zar para Tamaulipas, el narcoestado, el peor de todos?

SACIAMORBOS

Humberto Suárez López está acusado de peculado. Quedó libre tras garantizar su fianza con propiedades valuadas en ¡50 millones de pesos! No sólo fue el tesorero de Lázaro Cárdenas Batel.

Fue (¿es?) su gran, gran amigo.

Cuando el escándalo financiero en Tabasco, el PRD exigió que las investigaciones no se detuvieran en el secretario de Finanzas, sino que llegaran al gobernador Granier. En el expediente Michoacán no hacen la misma exigencia.

Es claro que el gobierno federal tiene una jugosa ficha para intercambiar con el PRD, sobre todo si el líder moral —y papá del amigazo del acusado— termina de dirigente nacional.