miércoles, 30 de abril de 2014

abril 30, 2014
Juan Acuesta Rodríguez

Un día que debe resultar sagrado para los trabajadores lo han convertido en una charada, en el cual se dan cita un sinnúmero de empleados, burócratas en su mayoría, que asisten voluntariamente al huevo, que por lo general tienen que dar sus nombres a un pase de lista para que se compruebe si asistieron.

Realizando marchas a lo largo y ancho de las principales avenidas de cada Estado y llegando siempre a un punto que sirve de marco a todos los supuestos líderes sindicales payasos vendidos al gobierno y, por supuesto, no podrían faltar los gobernantes en turno de cada Estado,  diciendo discursos y arengas alusivos al día y ofreciendo miserias a toda esa gente de la nación, que muchas veces no cumplen.

Lo más triste de este tipo de eventos es que muchos de los asistentes son gentes que no tienen seguridad en su trabajo, o sea, que están por contrato, con la consigna que, de no asistir, les rescindirán el mismo o no serán tomados en cuenta el año venidero.

Y digo que es lamentable esto, puesto que los hechos en la realidad del trabajo para estas gentes es anticonstitucional. Considero que sería mucho mejor que ese día se conmemore sin tanta payasada, diciendo un discurso los gobernantes en turno a través de los medios de comunicación y expresando el respeto que se merecen todos los trabajadores del país, esa pobre gente que gana un salario mínimo, ante esas personas que darán sus discursos, percibiendo sueldos no sólo groseros, sino ofensivos a la clase trabajadora.

El motor de este país es esa gente de todas las instituciones, de todas las empresas que trabajan a diario y que permiten el desarrollo de esta patria humillada y desangrada por todos esos líderes charros, por todos esos politiquillos baratos que por tener un cargo de importancia y unos sueldos onerosos se sienten las gallinas de los huevos de oro.

Qué distinto sería que los trabajadores salgan en verdad como hace 40 o 50 años a marchar y expresar su respeto y gratitud a sus líderes y gobernantes, porque en verdad percibirían, no sueldazos, sino sueldos respetables y generosos, y que los servicios y prestaciones que recibieran fueran en verdad altamente eficientes (Salud).

Hoy por hoy, el Primero de Mayo es una demagogia más de nuestro sistema, un circo que sirve de marco a esos malnacidos mexicanos que sólo se aprovechan de los momentos del poder.

Les pregunto a ellos si con esos sueldos de los obreros y de muchos de los trabajadores que no alcanzan ni siquiera a cubrir el costo de la canasta básica, podrían vivir como viven.

Es cuanto.