martes, 11 de marzo de 2014

marzo 11, 2014
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | 11-III-14

Eran las 4:30 de la madrugada de este domingo cuando una treintena de elementos de la Marina y el Ejército encontraron a Nazario Moreno en un camino de la sierra cercana a Tumbiscatío, Michoacán.

Iban por él a su vivienda, pero cabalgaba en los alrededores. Para no hacer ruido en el silencio de la montaña y pasar desapercibidos, los elementos se trasladaron a pie y en la noche. 


El líder fundador de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios estaba solo, montando una mula. Ni guaruras, ni ayudantes, ni familia, ni dinero. Solos, El Chayo, su mula...


…y una Cuerno de Chivo con mango de madera. Cuando el comando de élite le ordenó la rendición, el también apodado El Doctor o El Más Loco accionó el arma y recibió instantáneamente los disparos de las fuerzas federales. La Operación Lince había logrado uno de sus objetivos centrales.

Al revisar el cadáver, encontraron una medalla dorada de Los Caballeros Templarios, un tetragrámaton (símbolo esotérico de Dios y el diablo) del mismo color, una carta que le mandó su hija, otra que le escribió él a Dios, varios amuletos (una estampita de un arcángel, un escudo medieval, un listón), un radio Kenwood y dos credenciales con su fotografía (una del IFE y otra, licencia de conducir del Estado de México) pero a nombre de su alias Faustino González Andrade.

Había sido abatido —ahora sí— Nazario Moreno González alias El Chayo, El Doctor, El Más Loco o como le decían recientemente en el gobierno de Enrique Peña Nieto: El Muerto, en jocosa alusión a que en el sexenio anterior, el de Felipe Calderón, se había anunciado oficialmente su fallecimiento en combate en diciembre de 2010.

Justo hace una semana, en la entrega titulada Las fotos de El Chayo vivo de estas Historias de Reportero, leyó usted de la existencia de imágenes de Moreno posteriores a su “fallecimiento” y de su camuflaje rural:

El Chayo, el narco que murió dos veces, fue abatido cerca del que era su hogar en la montaña: un conjunto de dos austeras cabañas de paredes de madera, piso de cemento y techo de lámina, una batería para generar corriente, una antena de Sky y una cama matrimonial.

Fue una operación ciento por ciento mexicana. A diferencia de la detención de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, en la de Nazario Moreno no intervinieron agencias estadounidenses.

Lo intentaron una primera vez el 6 de marzo, pero no lo ubicaron. Sucedió tres días después.

Se logró en buena medida gracias a varias personas que informaron sobre sus excéntricas apariciones públicas, el decomiso de un radio donde escucharon su voz convocando a una reunión de Los Templarios en su casa y por las declaraciones de uno de sus más cercanos que denunció el sitio exacto donde vivía.

Todo lo relatado en esta columna se basa en los reportes enviados por marinos y soldados que participan en la Operación Lince, que tiene ahora como objetivos a Servando Gómez Martínez La Tuta y Enrique El Kike Plancarte Solís.