martes, 4 de marzo de 2014

marzo 04, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 4-III-14

Reportaron a sus superiores que estuvieron a punto de capturarlo en la zona de Tierra Caliente en Michoacán, pero se les escapó al monte, pasando por cerros y laderas en el lomo de una mula.

“Está bien loco: anda por la sierra, de pueblito en pueblito, vestido todo de blanco y montando un caballo blanco también. Ya hasta sacó su propio Credo”, platica uno de los funcionarios de élite encargados de ubicar y capturar a los narcotraficantes de mayor rango. 


Habla de Nazario Moreno, alias El Chayo o El Doctor, líder moral y fundador de La Familia Michoacana, que ha derivado ahora en el cártel de Los Caballeros Templarios.


Incluso, el gabinete de Seguridad del presidente Enrique Peña Nieto cuenta con dos fotografías en las que están seguros que aparece: una con esa estampa blanca y otra disfrazado de militar, en el ruedo de un palenque con pelea de gallos.

En el sexenio del presidente Felipe Calderón el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), encabezado por Guillermo Valdés, diagnosticó a La Familia como una organización criminal con fuertes raíces religiosas:

Los primeros retratos documentales de La Familia describían el aspecto de su líder, Nazario Moreno, como una combinación entre predicador y maestro rural, que viajaba con un sencillo morral en el que guardaba un híbrido de la Biblia con sus propios escritos, los documentos estatutarios de su cártel y algo de propaganda marxista.

Las mismas informaciones señalaron que recorría las comunidades convenciendo a jóvenes en situación vulnerable para que se enrolaran en su grupo. Denunciaron que el “gancho” era motivarlos con la idea de liberar a su estado, Michoacán, del yugo criminal de Los Zetas, y mantenerlos manipulados para convertirlos en sicarios y traficantes a favor de La Familia.

En diciembre de 2010, luego de una salvaje balacera por tierra y desde el aire, que se prolongó por dos días en Michoacán, el gobierno federal de Calderón Hinojosa difundió que Nazario Moreno había sido abatido en combate. Sin cadáver de por medio, se basó en una intercepción de comunicaciones de presuntos narcotraficantes que se informaban con dolor de la muerte de su líder.

Sin embargo, el año pasado los cuerpos de inteligencia de la administración Peña Nieto tuvieron suficiente información para considerar que sus antecesores se habían equivocado al considerar que El Chayo había fallecido (ver http://carlosloret.com/politicos/columnas/lo-dieron-por-muerto-y-ahora-lo-dan-por-vivo/ del 13 de febrero de 2014).

El pronóstico del comando de élite encargado de los “tiros de precisión” contra los narcotraficantes de alto rango es que pronto va a caer Nazario… a quien dan por vivo; es más, no tienen la menor duda.

SACIAMORBOS

Abordó el avión ya capturado en las costas del noroeste. Pidió hacer una llamada telefónica. Se lo concedieron. Marcó a su esposa y le dijo que hiciera lo que ya sabía, le giró un par de instrucciones para sus abogados y le pidió que estuviera tranquila porque él lo estaba.