sábado, 15 de marzo de 2014

marzo 15, 2014
Armando "Catón" Fuentes Aguirre

México está maduro para la antidemocracia. ¡Mentecato escribidor! ¡Con esa frase has hecho que se estremezca la República, y a mí me provocaste un repeluzno que me llegó hasta el píloro! Explica tus palabras, pero antes da salida a algunos lenes chascarrillos que predispongan el ánimo de la nación para escuchar tu perorata. Pirulina le comentó a una amiga: "Mi nuevo novio, Cástulo, es todo un caballero. No me abraza, no me besa, no me guacamolea. ¡Ya me tiene harta!". Expresiva palabra ésa, guacamolear. Don Francisco J. Santamaría la incluye en su imprescindible Diccionario de Mejicanismos (así, con jota), y la define así: "Guacamolear: cachondear, manosear con propósito sensual". En el norte decíamos "pichonear". ¿Se usarán todavía esas palabras? La acción que definen seguramente existe aún, pues, sin ánimo de parodiar a Bécquer, mientras exista una mujer hermosa -y en este caso aunque no sea hermosa- habrá guacamoleo, cachondeo o pichoneo, bendito sea Dios. El instructor de los reclutas reprendió a uno de ellos: "No estuviste en mi clase de camuflaje". Le contestó el soldado: "¿Cómo sabe?". Aquella chica le contó a su mamá: "En la escuela me dicen que parezco hombre". "Bah, no les haga caso mi hijita -la tranquilizó la señora-. Ande, venga a desayunar. Pero primero rasúrese". El famoso violinista le dijo a Babalucas: "Voy a tocar en un violín que tiene 200 años". "No se preocupe -respondió el badulaque-. Nadie se dará cuenta". El vagabundo le pidió en la calle a don Algón que le diera para un café. "Ahora no traigo cambio -le dijo él-, pero mañana le daré". Replicó el pedigüeño con disgusto: "¿Tiene usted idea de todo lo que he perdido por dar crédito?". México está maduro para la antidemocracia. Lo digo porque los tres partidos principales, el PAN, el PRI y el PRD -se citan por estricto orden de aparición en escena-, están incurriendo en prácticas que nada tienen que ver con un verdadero ejercicio democrático. El PAN se dispone a elegir a su dirigente nacional. Debí decir mejor "a reelegir", pues todo indica que Gustavo Madero seguirá en el cargo, a pesar de que jamás ha habido en el partido blanquiazul tanta y tan manifiesta corrupción como se ha visto bajo la conducción de ese señor que tanto se parece físicamente a su ilustre antepasado, don Francisco, y que tan lejos está de asemejarse a él en lo que se refiere a los valores. El PRI, por su parte, retrocede en el tiempo y vuelve a ser, bajo la evidente conducción de Peña Nieto, aquel antiguo prigobierno, anulada la "sana distancia" que en tiempos de Zedillo llegó a haber entre el gobierno y el partido. En el PRD Cuauhtémoc Cárdenas se muestra dispuesto a dirigir el instituto político que fundó, pero a condición de no tener que participar en un proceso de elección, y pide ser designado por dedazo, como candidato de unidad, vale decir, antidemocráticamente. ¿Cómo puede haber democracia en el país si no la hay en el interior de los partidos que dominan la vida política de la nación? Por eso digo: México está maduro para la antidemocracia. Si decir eso estremece a la República, si a algunos dicha frase les causa repeluznos que llegan hasta el píloro, hago constar que no era ésa mi intención, pues nadie soy para andar por ahí causando repeluznos y estremecimientos. Ambos, los estremecimientos y los repeluznos, son efectos colaterales de los cuales no puedo hacerme responsable. Don Astasio llegó a su casa después de su jornada de 8 horas de trabajo como contable o tenedor de libros. Al entrar en la alcoba vio a su esposa, doña Facilisa, en apretado trance de fornicio con Pepe Rone, el joven repartidor de pizzas. Fue don Astasio al perchero en el cual colgaba su saco, su sombrero y la bufanda que usaba aun en los días de calor canicular, y luego se dirigió al chifonier donde guardaba una libreta en cuyas páginas solía anotar dicterios para enrostrar a su mujer en tales ocasiones. Volvió a la alcoba y le espetó a la pecatriz estos voquibles denostosos: "¡Pisca! ¡Zaborra! ¡Mohatrona!". "Ay, Astasio! -respondió la señora con tono de reproche-. ¿Acaso no puedo hacer nada para distraerme en medio de tantas dificultades como ha traído consigo la reforma fiscal?". FIN.(Milenio)