miércoles, 26 de febrero de 2014

febrero 26, 2014
MADRID, 26 de febrero.- Durante muchos años se ha rumoreado que Julio Iglesias (70) tenía una agenda secreta en la que iba anotando los teléfonos de las mujeres con las que se ha ido acostando. En ella aparecen desde señoras muy famosas a azafatas, modelos y misses de medio pelo. Pero hasta ahora nadie ha visto el cuaderno ni se sabía dónde podía estar...

LOC DIARIO está en disposición de descubrir a nuestros lectores que la agenda en cuestión la tiene el que fuera durante tantos años mánager del cantante, Alfredo Fraile, que la guarda como "oro en paño". Es de color rojo, de la firma Cartier, y lleva grabadas en su portada las iniciales J.I. Desde luego, el mito de las 3,000 mujeres conquistadas por Julio no tiene nada que ver con la realidad. En la agenda no salen ni la mitad.


Entre otros muchos números, aparecen los de mujeres tan conocidas como Vaitiare, "La Flaca"; Priscilla, mujer de Elvis Presley; Bianca Jagger o Sidney Rome. Y anónimas como la modelo americana Debbie Dickinson, Jehan (hija del presidente egipcio Sadat), la azafata Margarita Arias y otras que responden a nombres como Graciela, Monique, Piti, Jeannette, o Barbie. No con todas acabó bien el artista, basta recordar que Giannina llegó a publicar un libro en el que describió a Julio como un ser "controlador, posesivo y celoso".


En el caso de Priscilla, Iglesias encargó que le prepararan un afrodisiaco a base de guaraná, porque no tenía Viagra y temía no cumplir en la cama.

A lo largo de su vida sentimental, y hasta que su actual esposa, Miranda (48), le hizo sentar la cabeza y abandonar las conquistas facilonas, Julio siempre mostró predilección por las azafatas, las modelos y las misses. Y si podían ser con rasgos latinos, con curvas, con un carácter alegre y muy vitales, mejor que mejor. Miranda ha sido la excepción y la única que ha conseguido atarle de verdad.

A sus 70 años cumplidos el pasado mes de septiembre, lejos quedan ya aquellos primeros conciertos en burdeles de Panamá. En una ocasión, a Julio le contrataron para cantar en un antro oscuro y sucio, y tras actuar descubrió que era un puticlub. Para mas "inri", la dueña le dijo que su forma de cantar no encajaba en el local y ni tan siquiera le pagó. (El Mundo)