viernes, 14 de febrero de 2014

febrero 14, 2014
VERACRUZ, México, 14 de febrero.- Elizabeth Morales García, recientemente ungida como Presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI cosechó la burla en su primer acto público.


Se le ocurrió celebrar el 64 aniversario luctuoso del excandidato presidencial, “Don Aldo” Colosio Murrieta.

Cuatro días después de la pifia (Luis Donaldo Colosio nació el 10 de febrero de 1950), las burlas y recriminaciones en las redes sociales y por parte de los priistas no cesan.

Morales García cometió este “lapsus brutus” por partida doble, pues primero a través de su departamento de prensa envió una invitación para conmemorar el 64 aniversario con una ofrenda floral en el busto de “Luis Don Aldo Colosio” (sic) en el centro de la ciudad.

Un día después, el yerro se repitió, pues en la placa conmemorativa del aniversario luctuoso, el staff del PRI estatal dejó el “Luis Don Aldo Colosio” y así fue entregada y puesta en el busto del candidato presidencial en la elección de 1994 y asesinado en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California.

El yerro de la dirigente priista ocasionó comentarios ácidos en las redes sociales. Integrantes del Frente Juvenil Revolucionario o de Juventud Dinámica –organismos juveniles del PRI- se cansaron de poner comentarios de “ese Don Aldo es un loquillo”, o solicitándole a Elizabeth Morales que ahora entregará reconocimientos a Don Aldo de Nigris, futbolista profesional y posteriormente a Aldo Conti, una marca de ropa.

Usuarios de Facebook elaboraron un “meme” en donde aparece Colosio en un mitin político enviando un saludo a Elizabeth Morales García. Con los brazos extendidos, el excandidato presidencial señala: “¡Hey, un saludo de Don Aldo para Elizabeth Morales!”.

A periódicos digitales de Veracruz y Xalapa llegaron correos electrónicos y comentarios de militantes del PRI, quienes arremeten en contra de Morales y su equipo cercano a quienes tachan de “ignorantes”, “irrespetuosos”,
“arribistas del partido”, y además le exigen una disculpa pública.

Sin embargo, hasta el momento, Elizabeth Morales ha evitado retractarse u ofrecer una disculpa por el yerro.

Ayer por la tarde, durante la toma de protesta de los nuevos secretarios y directivos del PRI, Morales García rehuyó de la prensa, cuando le cuestionaron la identidad de “Don Aldo”.

Con el rostro descompuesto, la mirada furiosa y un inexpresivo: “jum”, la exalcaldesa de Xalapa se abrió paso entre los reporteros a quienes dejó con grabadoras y micrófonos encendidos.

Pese a que los periodistas le cuestionaron si haría una disculpa pública hacía la militancia que le reprocha esa pifia tan grande, Morales, quien aun no cumple un mes en el cargo, ya ni siquiera volteó la mirada y optó por encerrarse en su oficina.

Elizabeth Morales tomó las riendas del PRI el pasado 24 de enero, cobijada por el padrinazgo de sus amigos Jorge Carvallo Delfín, secretario particular del gobernador Javier Duarte y del exsenador, Enrique Jackson, hoy asesor del mandatario veracruzano. Anteriormente fungió como alcalde de Xalapa, diputada federal y conductora del programa de Televisión “Sólo Respuestas”.

Este desliz político que ha sido la sensación en redes sociales, no es el único que ha protagonizado Morales García, pues en junio de 2012, audios obtenidos por Apro dieron cuenta de cómo la entonces funcionaria municipal convocaba a trabajadores de la Comisión de Agua y Saneamiento (CMAS), del sindicato del ayuntamiento local, de la CROC y comerciantes, entre otros, para “coaccionarlos” a votar por Peña Nieto.

En esas reuniones, Morales García proyectaba un video denominado La pejehistoria, en el que se califica a López Obrador como un hombre violento, radical, corrupto, intolerante, así como la reiterada leyenda de que “es un peligro para México”.

Una semana después (junio de 2012), Elizabeth Morales volvió a repetir la operación, pero en una de sus propiedades en el fraccionamiento Coapexpan, en esta ocasión con trabajadores del volante, a quienes les “restregaba” en la cara dos billetes de 500 pesos por permitir pegar un engomado de Peña Nieto en los taxis, y otros mil pesos por acarrear gente el día de la elección.

Dos días antes de que concluyera su periodo como alcaldesa, integrantes del Frente de Defensa Popular (Fredepo) –afines al PRI- ingresaron por la fuerza al palacio municipal de la capital para quemar una enorme piñata en forma de rata, cuyo cabeza exhibía una foto de la entonces presidenta municipal. (Noé Zavaleta para Proceso)