lunes, 27 de enero de 2014

enero 27, 2014
ISRAEL, 27 de enero.- La noticia de que el hijo mayor de Benjamín Netanyahu, Yair, de 23 años, tiene una relación con una estudiante noruega de 25 años que no es judía, ha levantado ampollas entre el sector religioso en el país, que ha conminado al líder este lunes, a que de ejemplo de los valores judíos.

Yair Netanyahu y su novia, Sandra Leikanger (Facebook)

«Es un gran problema, porque como líder de Israel y de los judíos, debería demostrar responsabilidad nacional a través de los valores que presenta en su propia casa. Aquí no faltan mujeres judías guapas y preparadas», comentó a la prensa Nissim Zeev, parlamentario del partido religioso Shas, tras conocerse la relación.

Netanyahu comentó este fin de semana durante un encuentro diplomático en Davos, mientras se reunía con la primera ministra noruega Erna Solberg, que su hijo mantenía una relación con una compatriota de la líder y la noticia apareció al día siguiente en los medios Noruegos.

Las críticas, en su mayoría lanzadas por políticos conservadores o religiosos, también le han llovido a Netanyahu dentro de su propio partido. «Todo lo que puedo decir, es que es desafortunado», ha comentado el lunes a los medios el parlamentario del Likud Moshe Feiglin, uno de los halcones dentro del partido.

La joven noruega, Sandra Leikanger, es estudiante del Centro Interdisciplinario Herzliya y tiene una hermana que se convirtió al judaísmo y reside en Israel desde hace años.

La noticia, en apariencia inocua, que en otro país no pasaría de mera anécdota, en Israel adquiere un perfil político, ya que el país se esfuerza en mantener una identidad judía, que muchos ven podría desaparecer si uniones como esta se normalizan. De hecho en Israel no existe el matrimonio civil y las uniones entre judíos y gentiles deben realizarse fuera del país para ser aceptadas como válidas.

Otros políticos y figuras públicas que han dado su opinión al respecto de algo tan privado como debería ser la elección de una pareja, han sugerido una opción para acallar el revuelo si la relación llega a algo más, como que Leikanger se convierta al judaísmo. (Susana Mendoza para ABC.es)