Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1280 / 24-VII-13
“Probablemente en agosto” el titular del Ejecutivo federal enviará su proyecto de iniciativa de ley para la “reforma energética” a la Comisión Permanente del Congreso y se turnará al Senado, asegura Emilio Gamboa, uno de los políticos priístas más prominentes y a la vez menos idóneo para hacer el anuncio, en virtud de un pasado oscuro y harto polémico.
En tanto que los senadores vinculados a Ernesto Cordero, y por su medio al becario de Harvard y sobre todo del bolsillo de los causantes, Felipe Calderón, anuncian que presentarán hoy su propuesta de reforma petrolera, con independencia de la que dio a conocer el presidente panista Gustavo Madero, de acuerdo a Francisco Domínguez.
También toma cuerpo la propuesta de la dirigencia perredista para que por medio de un referendo se dirima la suerte de la saqueada paraestatal tanto por el gobierno, la burocracia petrolera y el corruptísimo y ostentoso liderazgo sindical que encabeza Carlos Romero, aliado distinguido por cierto de Los Pinos, inquilino principal que dice bregar por “modernizar” la empresa que aporta, pese a todo lo anterior, 40 centavos de cada peso del presupuesto federal.
Enlistadas las circunstancias de las tres fuerzas políticas principales, según el discurso del incierto Pacto por México, no parece recomendable omitir al Movimiento Regeneración Nacional que en voz de Andrés Manuel López Obrador refrenda la convocatoria al Zócalo para el 8 de septiembre porque, estima, que la reforma propuesta por Acción Nacional y el Revolucionario Institucional “es un acto de irresponsabilidad supina y un engaño para la población, ya que con ella se pretende entregar 60 por ciento de los recursos petroleros al sector privado y empresas trasnacionales”.