BÉLGICA, 20 de julio.- Bélgica celebra este domingo la ceremonia de abdicación de su monarca, Alberto II, y la entronización de su hijo, Felipe, justo cuando esta institución pasa por sus momentos de menor aceptación popular. Prueba de ese desapego es la falta de entusiasmo que se respira en la capital y el bajo perfil que la Casa Real ha querido dar a los actos oficiales.
El rey Alberto II con su hijo el príncipe Felipe, la tarde de hoy en Bruselas (Foto: Yves Herman / Reuters) |
Que nadie espere un baño de masas como el que se dieron los nuevos reyes de los Países Bajos hace apenas tres meses. Ni siquiera el desfile de los herederos de otras casas reales, porque no han sido invitados.