sábado, 14 de diciembre de 2013

diciembre 14, 2013
MÉRIDA, Yucatán, 13 de diciembre.- “A raíz de la pandemia de influenza registrada en 2009 se le dio mayor fuerza a las campañas de vacunación de tal manera que para los niños menores de 5 años y personas mayores de 65 esta inoculación está incluida en sus cartillas de vacunación”, dijo la doctora en virología Guadalupe Ayora Talavera, responsable de los estudios sobre Influenza en el Centro de Investigaciones Regionales Doctor Hideyo Noguchi de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Dra. en virología Guadalupe Ayora Talavera.

La especialista, formada en la Universidad de Reading, Inglaterra, aseguró que “el énfasis puesto en las campañas de vacunación se refleja en una mayor cultura de la población” y explicó que “las campañas de vacunación para prevenir la influenza están dirigidas principalmente a las personas en riesgo en caso de complicaciones de esta infección”.


No obstante, la profesora e investigadora de la UADY afirmó que “todas las personas son susceptibles de enfermarse con el virus y por eso todos deben vacunarse. Es necesario que la inmunización se aplique a todos, es cierto que en ocasiones el recurso limita, pero si la gente tiene la posibilidad de aplicarse la inyección, lo debe hacer”.

Ayora Talavera explicó que “muchas veces se cubre la población a la que se dirige la vacuna y hay un sobrante que puede utilizarse en otras personas que no caen precisamente en los grupos de mayor riesgo” y aseveró que “la vacuna es una medida para prevenir el virus contra el cual no hay manera de controlar debido a su epidemiología que es diferente”.

“Lo que hace la inmunización es una medida preventiva para proteger, además no hay un solo tipo de virus, hablamos de varios como son el H1, H3, Influenza B, etc., entonces es difícil decir que tenemos el control, sería un error hacerlo”, detalló la entrevistada en las instalaciones del laboratorio universitario, ubicado en los terrenos de la Inalámbrica.

Sobre la producción de vacunas contra la influenza dijo que “se producen en Francia y luego se envían a México donde se re-etiquetan. Hace tres o cuatro años se realizó un convenio con la empresa Birmex, que hace las vacunas en el país, y se creó una planta para su producción. Por alguna razón no está funcionando y seguimos dependiendo de instituciones extranjeras”.

“Creo que de funcionar esta planta se incrementaría la producción o número de dosis” . La académica aclaró que “hay dependencia en cuanto a la vacuna pero no en cuanto al diagnóstico, ya que el sector salud cuenta con todo el equipo necesario para este propósito”.

Cuestionada sobre lo que quedó de la pandemia de influenza registrada en 2009, Ayora Talavera respondió que “el virus sigue circulando, no sólo en México sino en todo el mundo, se le considera ya un virus estacional, de hecho la vacuna que se produce cada año contiene una cepa de virus pandémico”, explicó.

Subrayó que la formulación de vacunas no es una decisión a la ligera, es resultado del consenso entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los grupos de expertos que han trabajado por años con el virus de influenza. “Se reúnen a principios de año para decir cuáles serán las cepas de la influenza que tendrá la vacuna. Hace poco más de una década que se empezaron a realizar dos formulaciones distintas, una para el Hemisferio Norte y otra para el Hemisferio Sur porque se observó que en ocasiones la vacuna que se aplicaba en el norte no era funcional para el sur, ya que los virus circulan en periodos diferentes y a veces las cepas son distintas”.

Indicó que para 2013, en México, la formulación de la vacuna que se aplicó fue la del Hemisferio Norte. “Esto es producto de las decisiones entre la OMS, los expertos y los representantes de los ministerios de salud de cada país, en el caso de México, hablamos de especialistas del Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica”, aseveró.

Antes de finalizar, la doctora Ayora Talavera informó que en los laboratorios de la UADY se desarrolla actualmente un proyecto de investigación financiado con fondos mixtos (gobierno estatal y CONACYT) con la finalidad de estudiar la evolución y el comportamiento del virus de influenza, desde que surgió en 2009. “Estudiamos su comportamiento molecular e iniciamos estudios biológicos para saber si las diferencias en su composición le confieren diversas características”.

“Hasta el momento hemos analizado un promedio de 50 virus, del 2009, y algunos de 2010”, añadió la académica, quien trabaja con un equipo de profesionales de los campos de la Medicina y la Biología.

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