martes, 10 de diciembre de 2013

diciembre 10, 2013
BARCELONA, España, 10 de diciembre.- Tom Wolfe ha encarnado este martes en La Pedrera de Barcelona el concepto periodístico que abandera desde hace medio siglo: el del galán y cerebro del nuevo periodismo, el género que teorizó y acuñó en los años sesenta y del que es considerado el padre ideológico y práctico aún a día de hoy. Con una personalidad exagerada y en ocasiones sobreactuada. Pero brillante.
Tom Wolfe (foto Ari Seth Cohen)

Wolfe (Estados Unidos, 1931) sigue escribiendo y usando los sombreros y los trajes a medida con pañuelo en la solapa propios de un profesional de antaño, de los que conocieron la pluma estilográfica y los reportajes y crónicas vividos al extremo y bajando al ruedo informativo. En la línea de sus discípulos y paisanos, como Gay Talese.

El autor del bestseller La hoguera de las vanidades se ha dejado ver por primera vez en España públicamente a unos incisivos 82 años. Publica con Anagrama su cuarta novela, Bloody Miami, un relato de la Norteamérica contemporánea. Este martes, ante un grupo de periodistas ávidos de su bagaje, se ha despachado a gusto desde su profundo y analítico humor sobre la profesión y la vida.

Y ha lamentado que en el maltrecho mundo de los medios de comunicación "se cubran menos noticias hoy que en 1940", al menos en su país, y que el nuevo periodismo aún no se haya dejado ver en los medios digitales. Lo atribuyó a la convivencia con "blogs que publican rumores sin especialización ni confirmación alguna".

Wolfe ha asegurado este martes que la crisis de credibilidad actual que sacude a la profesión, especialmente en los medios escritos, "no puede ser peor". Wolfe ha constatado que "el periodismo se encuentra en una época de grandes dificultades" y ha destacado que si un joven es sorprendido comprándose el periódico es "visto como un anticuado".

Ha lamentado que hoy en día "la gente solo quiere escuchar lo que le dicen en la oreja, lo que está impreso con tinta en un diario no es creíble", y se ha mostrado preocupado porque ante el 'boom' de la información 'online' en EE.UU. los periodistas ya no tienen una sección asignada.

Bloody Miami disecciona una ciudad en la que los inmigrantes cubanos han alcanzado el poder en poco más de 35 años. Algo que a su parecer no ha ocurrido aún en Europa, donde "nunca se ha votado a una persona que va contra un grupo dominante". Para el escritor, el personaje del joven periodista de la novela, John Smith, tiene mucho de Wolfe. Lo bautizó con un nombre "de lo más común" aunque ahora quizás ya lo sea "Pedro Rodríguez".

Le interesaba aportar la visión de lo que pasa con los "inmigrantes ilegales, cuando ya se establecen" porque del cómo llegan ya hay en su opinión demasiada literatura. El escritor afincado en Nueva York estudió español durante cuatro años y fue corresponsal de prensa en La Habana, una época que calificó de "fantástica".

El artífice de La Izquierda Exquisita, El nuevo periodismo, La palabra pintada o Ponche de ácido lisérgico trabaja en un ensayo sobre la historia de la teoría de la evolución. Y afirmaba que ya con 7 años, en el patio de la escuela, descubrió que el mundo se divide entre los niños que dominaban el campo de juego y los que no (en su mayoría, futuros periodistas) aseguró ácidamente. (Puri Caro para 20minutos.es / europapress)