jueves, 5 de diciembre de 2013

diciembre 05, 2013
MADRID, 5 de diciembre.- Que el papa Francisco no es un papa al uso no es un secreto para nadie. Tampoco parece serlo su pasado, que el pontífice no duda en revelar con toda naturalidad. El último dato de su biografía que se ha conocido se supo durante un encuentro con sus fieles en una pequeña iglesia de un barrio obrero de Roma. En la parroquia de San Cirilo Alejandrino Francisco les aseguró a sus feligreses que en su juventud llegó a trabajar de portero de discoteca.

Para el Papa aquella experiencia, que incluía ocuparse de echar a los clientes que montaban follón en el local, le sirvió para entender cómo llevar de nuevo al rebaño a los fieles desencantados de la iglesia.

Imagen de 1966 del seminarista argentino Jorge Mario Bergoglio en la escuela El Salvador, donde enseñaba literatura y psicología en Buenos Aires, Argentina. (AP)

Según el Osservatore Romano, el diario pontificio que recogía las declaraciones del papa, y del que se ha hecho eco Catholicnews.com, Francisco aseguró que "hay que estar siempre preparado para dar una explicación a quien que pregunte por una razón para mantener esperanza".


El pontífice también relató que había impartido clases de literatura, a lo que se unen otros oficios que tuvo Jorge Mario Bergoglio antes de ser religioso, como limpiar en una floristería o dedicarse a la química.

Pero el currículum del papa no es lo único que parece haber salido a la luz en las últimas horas. Según diversos medios italianos el papa podría haber salido de noche y de incógnito del Vaticano para repartir limosna entre los pobres, como se publicó ayer.

Uno de los hombres de confianza del papa, el arzobispo Konrad Krajewski, es el limosnero del Vaticano y el encargado de repartir al menos una pequeña parte de la fortuna vaticana entre los más desfavorecidos. De hecho, en declaraciones anteriores el propio Francisco le había animado en público a dedicarse más a fondo a esa labor. Eso, unido al hecho de que al parecer Francisco ya hacía misiones de caridad de incógnito cuando era arzobispo de Buenos Aires, llevó a los periodistas a preguntarle a Krajewski si el papa estaba haciendo lo mismo ahora en Vaticano y si le había acompañado en su labor de limosnero. La respuesta del arzobispo fue una sonrisa cómplice y un "siguiente pregunta". (20minutos.es)

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