martes, 3 de diciembre de 2013

diciembre 03, 2013
Poema de José Dolores Díaz Bolio

El carruaje de la vida,
Sobre las ruedas del tiempo
Corriendo va en primavera
Como un alegre lucero.

Una voz se escucha:
¡Aprisa, aprisa, cochero!
¡Este camino es tan largo
Y van tan lejos mis sueños!
¡Traza rosas en el látigo
Sobre la tela del viento!
¡Gire la rueda tan rápida
Como vuelan mis anhelos!

El carruaje de la vida,
Perdón de ansias ligero,
Va desbocado y terrible
Por un verano de fuego.

Una voz clamar se oye:
¡Cosa cobarde es el freno
Para quien lleva en el alma
Mordeduras del deseo!
¡Qué importa abismo de muerte
Por el violento sendero!
¡No es vivir, sino llegar
Lo que le importa al viajero!
¡Las riendas! ¡Dame esas riendas!
¡Quítate, torpe cochero!

El carruaje de la vida,
Caminero y polvoriento
Con paso de agua serena
Entra a un otoño en sosiego.

Nuevamente la voz dice:
Más que viaje, ha sido un sueño
El camino. Verlo ansío
Despaciosamente. Lento
Caminar es de buen gusto
Y correr es vano intento.
¡Cochero, acorta las riendas
Y toma el sendero bueno!
Ve despacio, ve despacio,
Que gustar la tarde quiero.

El carruaje de la vida
Por una estepa de invierno
Trabajosamente avanza.
Alta es la nieve del tiempo.

El tempo quebró las varas
De rosa, de los ensueños.
La voz que oíase antaño
Se ha apagado en el silencio.
En el pescante, de frío
Ha muerto el viejo cochero.
El tronco azul de caballos
Ha desmayado los remos
Y el carruaje se ha quedado,
Ante un escollo de enero,
Solo, triste y olvidado
Como un gastado lucero.