miércoles, 13 de noviembre de 2013

noviembre 13, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | 13-XI-13

Nueva York.— No me la esperaba. Imaginé una presentación sencilla, en cualquier salón recóndito de un edificio al que no parecen faltarle pisos y donde en cada elevador se hablan siete idiomas.

Por eso quedé asombrado cuando, después de caminar a un lado del auditorio que alberga el Consejo de Seguridad de la ONU, entré al salón dispuesto para presentar el reporte regional sobre desarrollo humano y violencia en América Latina: Seguridad Ciudadana.

Me invitaron del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a ser moderador del panel que revelaría su estrujante contenido.

Techos que parecen más cerca de las nubes que del suelo, escritorios de madera clara en semicírculo, una pantalla enfrente, los nombres de los ponentes en un identificador digital, los botones para votar, el micrófono y el audífono que se adapta a cualquier oreja para atender las traducciones que se realizan atrás de unos cristales que parecen privilegiados palcos para observar la arena de las naciones. Igualito a como lo he visto en la tele mil veces, cuando se declaran guerras o se debaten intentos de paz.

México ha perdido en una década cinco meses en la expectativa de vida de su población debido a las ejecuciones. Por ellas, los mexicanos somos 8% más pobres.

Matan sobre todo a jóvenes de entre 15 y 25 años. Ocho de cada 10 presos cometieron el delito alcoholizados, la mayoría no terminó la primaria y muchos nunca conocieron a su papá o mamá.

Aunque América Latina ha experimentado expansión económica, es la región más desigual y más insegura del mundo, con niveles de violencia considerados por el PNUD como epidémicos.

No todo se debe al crimen organizado. Hay un repunte dramático de los delitos callejeros, como el robo, que se ha triplicado en los últimos 25 años para convertirse en el que más afecta a los latinoamericanos.

Seis amenazas se identifican en el informe: delito callejero, violencia en contra y por los jóvenes, violencia de género, corrupción, y violencia de actores estatales y delincuencia organizada.

Entre los factores de la violencia está la proliferación de armas de fuego. Mientras que en el mundo del total de homicidios 43% se cometen con ellas, en Latinoamérica el promedio es de 80%.

Siguen siendo factores el empleo precario, el crecimiento económico sin calidad, la educación deficiente y la desintegración familiar.

En todos los países de la región han aumentado los delitos contra las mujeres, desde la violación y las agresiones hasta el feminicidio.

También en todos los países hay una crisis del sistema penitenciario, inoperancia y corrupción del sistema de justicia y un crecimiento espectacular de la seguridad privada.

La desconfianza hacia la autoridad se traduce en que en Honduras y Guatemala hay seis veces más guaruras que policías. En México por cada elemento oficial hay uno de seguridad privada.

El informe incluye una serie de recomendaciones para reformar las instituciones de seguridad y justicia, aplicar programas preventivos y fortalecer los de integración social. Según el PNUD, la crisis de seguridad latinoamericana tiene remedio. No es una medicina. Son muchas. Es cosa de que el paciente las quiera tomar.

SACIAMORBOS

La mañana en que se realizó la primera reunión para orquestar este informe, en el DF asaltaron al coordinador del proyecto.

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