jueves, 3 de octubre de 2013

octubre 03, 2013
ROMA, Italia, 3 de octubre.- El periodista italiano Fabrizio Gatti ha dedicado la mayor parte de sus más de dos décadas de carrera periodística al tema de la inmigración, destacando especialmente por el método de trabajo que emplea para sus reportajes, normalmente publicados en grandes diarios de su país como ‘il Giornale’, ‘il Corriere Della Sera’ o  L'Espresso.


Este método consiste en infiltrarse en un grupo de inmigrantes, haciéndose pasar por uno de ellos, ya sea durante un largo, duro y peligroso viaje buscando cruzar la frontera de algún país, o trabajando con ellos bajo pésimas condiciones que luego denuncia en sus reportajes. Este método, que él mismo denomina como “investigación encubierta”, y los trabajos basados en él que ha ido publicando desde principios de los años noventa, le han valido a Gatti el ser reconocido con varios premios periodísticos.

Uno de esos escenarios en los que ha trabajado este periodista es Lampedusa, islita siciliana de apenas 5.000 habitantes que este jueves se ha despertado con la terrible noticia de la muerte de más de un centenar de personas muy cerca de sus costas, tras el naufragio de una barcaza en la que viajaban alrededor de 500, todas ellas procedentes de Eritrea y Somalia, con cientos de estas personas que continúan todavía a esta hora desaparecidas.


En el blog que escribe en el diario L'Espresso, el periodista publica hoy un emotivo artículo en el que pide sin rodeos que el Premio Nobel de la Paz de este año (el mismo para el que ha sido propuesto oficialmente el presidente ruso, Vladimir Putin) vaya para los habitantes de esta pequeña localidad, famosa por ser uno de esos puntos calientes en los que se desarrolla el drama de la inmigración desde hace años.

“La paz no es un concepto abstracto. La paz es una actitud hacia los hombres, mujeres y niños. No hay otro país en el mundo al que haya visto poner en práctica este compromiso de una forma tan firme y decidida. Ese país, un pequeño pueblecito perdido en medio del mar, es Lampedusa”, comienza escribiendo Gatti en ese artículo, en el que centra su discurso en una historia vivida en carne propia, en una de esas ‘desventuras’ que ha decidido correr en el ejercicio de su profesión.


“Lo he probado en mi piel. Literalmente”, continúa. “En la noche entre el 23 y el 24 de septiembre de 2005. Un hombre que no conocía y que no me conoce me vio en el mar, nadando a la deriva. Me ayudó a subir el acantilado. Me recostó sobre una piedra. Se quitó la camisa y me la puso sobre el pecho para cubrirme (...) Luego se puso de rodillas y se inclinó para frotar mis pies”, relata.

Por último concluye: “Lampedusa es así. Personas que no diferencian entre amigos o enemigos, compatriotas o extranjeros, ciudadanos o inmigrantes. (...) El Premio Nobel de la Paz debe ir para los habitantes de esta isla, capital del mundo de la humanidad”. (233grados.lainformacion.com)

0 comentarios:

Publicar un comentario