miércoles, 2 de octubre de 2013

octubre 02, 2013
ROMA, 2 de octubre.- Silvio Berlusconi acaba de protagonizar una nueva y dramática opereta italiana (una más). Acorralado y rehén de sí mismo tras su decisión de hacer caer al Gobierno a causa de sus problemas judiciales, con su partido al borde de la escisión y a punto de sufrir una humillante derrota pública en el Senado en la moción de confianza contra Letta que él mismo ha provocado, 'Il Cavaliere' ha decidido desmentirse a sí mismo y cambiar de paso como si tal cosa.

Con pasmosa insolencia Berlusconi, el mismo Silvio Berlusconi que el sábado forzaba a los cinco ministros de su partido a dimitir, el mismo que hace solo unas horas decretaba que el Gobierno de Letta estaba acabado y que había que ir a elecciones anticipadas en nombre de la estabilidad de Italia, ha decidido en el último momento que había que votar a favor de Letta. Y encima tratando de hacer creer que lo hacía por su alto sentido de Estado y en nombre de la pacificación política...

El Gobierno de coalición del primer ministro italiano, Enrico Letta, obtuvo hoy la confianza del Senado con el apoyo del líder conservador Silvio Berlusconi, quien tras haber anunciado la ruptura en varias ocasiones, finalmente dio marcha atrás y le respaldó. (imago)

"Teníamos esperanzas de poder cambiar el clima de este país que alguno ha calificado de guerra civil fría. Y ese esperanza la mantenemos aún ahora", ha asegurado Berlusconi desde su escaño en el Senado, el mismo del que según todo apunta en breve será expulsado tras su reciente condena por fraude fiscal y por cuya defensa ha desencadenado esta crisis. "Italia necesita un Gobierno que haga las reformas estructurales necesarias. Es por eso por lo que hemos decidido dar nuestro apoyo al Gobierno", ha soltado, provocando una carcajada en el primer ministro Enrico Letta.


La risa irónica de Letta estaba plenamente justificada. No es sólo que Berlusconi haya comenzado esta crisis. O que lleve una semana proclamando que el Ejecutivo de Letta estaba acabado y que había que convocar elecciones anticipadas. Es que esta misma mañana, poco después del discurso de Letta, Berlusconi se había reunido con los parlamentarios de su formación. Y por unanimidad, según indicaba Renato Bruneta, el portavoz del partido de 'Il Cavaliere' en la Cámara de los Diputados, se había tomado la decisión de votar en contra de Letta. Y no sólo eso: posteriormente el senador Sandro Bondi, fiel a Berlusconi hasta el punto de dedicarle sentidos poemas, tomaba la palabra en el Senado para atacar con dureza a Letta, dejando claro sus palabras que el centro-derecha iba a votar en contra del Gobierno.

Pero en estas salió Berlusconi y tomó la palabra. Y, sin pestañear (el periodista Indro Montanelli decía que Berlusconi es tan bueno mintiendo porque tiene la capacidad de creerse sus propias mentiras) indicó que su partido apoyaría la supervivencia del Gobierno de Letta.

Con esa jugada desesperada y surrealista Berlusconi trata de mantener en sus manos la llave del Gobierno y, sobre todo, frenar la escisión de su partido. Ya antes de ser llamados a votar 23 senadores del centro-derecha habían decidido apoyar a Letta y estaban decididos a abandonar el partido de 'Il Cavaliere' para fundar su propio grupo parlamentario. Incluso Angelino Alfano, su delfín, había pedido a sus compañeros de filas que desoyeran las órdenes de Berlusconi y votaran a favor de Letta.

Finalmente, Letta superó holgadamente la votación, recibiendo el apoyo de 235 senadores (necesitaba 135).

En su discurso de antes de la votación, Letta se ha referido explícitamente a Silvio Berlusconi, quien hace una semana, en pleno proceso de ser expulsado del Parlamento tras su reciente condena por evasión fiscal, comenzó a amenazar con hacer caer al Ejecutivo si no se le permitía mantener su escaño. La situación precipitó hasta abrir una grave crisis no sólo en el Gobierno, sino también dentro de las filas del partido de Berlusconi.

Letta ha dejado claro esta mañana que hay que distinguir "la vida del Gobierno de los asuntos de Berlusconi" y que los problemas judiciales del ex primer ministro y la suerte del Ejecutivo son cosas que "no pueden ni podrán superponerse", insistiendo en la separación del poder judicial del poder legislativo. Y por si no estuviera lo suficientemente claro, ha insistido en que "en un Estado democrático las sentencias se respetan y se aplican" y que "todos los italianos son iguales ante la ley", sin que ninguno pueda ser favorecido o perjudicado. De los escaños del centro derecha se han escuchado en ese momento algunas protestas y abucheos.

Letta ha destacado el grave peligro para la economía del país supondría la caída en este momento del Gobierno y ha insistido en la imagen catastrófica que se daría de Italia como un país en el que no se puede confiar y que no aprende de sus errores. También ha insistido en que la caída del Gobierno supondría renunciar a las reformas que están en marcha. Y no ha querido dejar de resaltar que si se va a votar con la actual ley electoral, conocida popularmente como La Porcata (la cerdada), lo más posible es que se vuelva a desembocar en una situación de ingobernabilidad como la que se vivió tras las elecciones de febrero. (El Mundo)

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